“Te llamarán Ciudad Buscada” Isaías 62:12
La excelsa
gracia de Dios se ve muy claramente en el hecho de que nosotros no sólo fuimos
buscados, sino ansiosamente buscados. Los hombres buscan algo que perdieron en
el piso de la casa, pero ese buscar no es el buscar ansioso a que se refiere el
texto. La pérdida se siente más y la exploración se hace más persistente cuando
una cosa se busca ansiosamente. Nosotros estábamos mezclados con el barro; nos
hallábamos como cuando una preciosa joya de oro cae en un resumidero y los
hombres revuelven y cuidadosamente examinan el montón de abominable basura
hasta que el tesoro es hallado. O, para usar otra figura, nosotros estábamos
perdidos en un laberinto, vagábamos de aquí para allá, y, cuando la
misericordia vino tras nosotros con el Evangelio no nos halló enseguida, sino
después de indagar y buscarnos ansiosamente, porque nosotros, como ovejas,
estábamos desesperadamente perdidos y habíamos vagado por un país tan extraño
que parecía imposible que aun el Buen Pastor conociera los rastros de nuestras
tortuosas vagancias. ¡Gloria a la
invencible gracia, porque fuimos ansiosamente buscados!
Ninguna
oscuridad pudo ocultarnos ni inmundicia cubrirnos; fuimos hallados y conducidos
al hogar. ¡Gloria al infinito amor, pues Dios, el Espíritu Santo, nos restauró!
Si las vidas de algunos creyentes pudiesen ser escritas nos llenarían de
admiración. Extraños y maravillosos son los medios que usa Dios para hallar a
los suyos. Bendito sea su nombre, él nunca deja un pueblo buscado hoy y
abandonado mañana. La omnipotencia y la sabiduría no fallarán; ellos serán
llamados “Buscada”. Que alguien sea buscado es incomparable gracia, pero que
nosotros seamos buscados es gracia más allá de toda ponderación. No podemos
hallar ninguna explicación a esto, fuera del soberano amor de Dios, y sólo
podemos elevar nuestro corazón en admiración y alabar al Señor porque esta
noche podemos usar el nombre de “Buscada”.
CHARLES SPURGEON - (DEV. “LECTURAS VESPERTINAS”)


