“...estoy ocupado en una gran obra, y no puedo ir” (Nehemías
6:3 NVI)
El éxito
normalmente llega al final de la lucha; si fuera fácil, todo el mundo lo
conseguiría. En el éxito no hay atajos, rebajas ni “gangas”. El valor de algo
se define por el precio que estás dispuesto a pagar por ello. Y cuando
verdaderamente valoras algo, no lo pondrás en peligro fácilmente, porque
recuerdas cuánto te costó. ¿A qué le temes hoy? ¿A fallar? Deberías hacer lo
contrario: arrepentirte de lo que no intentaste. ¿Temes a las críticas?
Afróntalas. A medida que avances en la vida, a ciertas personas les molestará
que triunfes; siempre será así, tanto si eres arrogante como si no. Todos
queremos caerles bien a los demás, pero en algún momento tendrás que
preguntarte: ‘¿Cuánto estoy dispuesto a ceder a fin de caer bien y ser
aceptado?’
Nehemías, quien edificó los muros de Jerusalén,
dijo: “Estoy ocupado en una gran obra, y no puedo ir” (Nehemías 6:3
NVI). Cada vez que te adhieres a la opinión de los demás en vez de a la
voluntad de Dios, dices lo contrario: “Puedo ir”. ¡Quédate en el muro! Continúa
poniendo ladrillos o haciendo lo que sea que Dios te haya encomendado. El
progreso a veces conlleva soledad y críticas, pero al exponerte a ambas cosas
puede que Dios te esté preparando ahora para un nuevo grado de bendiciones. ¿Lo
podrás aguantar? No todo el mundo puede, pero si eres de los que no se quedan
en las gradas mirando cómo otros juegan, ¡ve a por ello! Dios te recompensará
por cada paso de fe que des y por cada sacrificio que hagas.
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")


