“Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también
llamados en una misma esperanza de vuestra vocación” Efesios 4:4
(Lea: Efesios 4:4-6)
Este versículo define
la naturaleza de la unidad cristiana. No es una unidad que se pueda producir,
sino una unidad que ya existe. Estos no son artículos de acuerdo teológico,
sino que son aspectos de experiencia mutua. Estas son cosas que se producen en
nosotros, no siendo nosotros los responsables de producirlas. Todas ellas son
inmediatamente experimentadas por todos aquellos que están en Cristo. Por lo
tanto, la manera de crear la unidad es sencillamente traer a las personas a
Cristo, y la unidad del Espíritu se producirá en estas personas por medio del
Espíritu.
Al aplicar esta gran
verdad hay ciertas cosas que resultan evidentes: para empezar, no podemos
clasificar a los cristianos por organizaciones. No podemos decir que todas las
personas que pertenecen, por ejemplo, a la iglesia bautista son cristianas pero
que todas aquellas que son católicas no lo son. El Espíritu de Dios salta
siempre por encima de los límites humanos. La unidad del Espíritu se encontrará
en personas pertenecientes a muchos grupos diferentes. Encontraremos cristianos
por todas partes, y es nuestra responsabilidad mantener la unidad del Espíritu
mediante los lazos de la paz con cristianos dondequiera que los encontremos.
Una segunda conclusión
sugiere que aquellos que han participado en esta unidad del Espíritu no pueden
de ninguna manera participar en un esfuerzo evangelístico con las personas que
niegan esta unidad fundamental. ¿Por qué no? Porque nuestras acciones las
determinan nuestras creencias. Existen creencias fundamentales que marcan la
dirección de nuestra vida. Cuando una persona ha aceptado estas y otra no lo ha
hecho, se encuentra ante dos direcciones fundamentalmente contrarias. Es
imposible que una persona cabalgue sobre dos caballos que van en direcciones
contrarias, y el intentarlo daría como resultado una tensión tremenda sobre la
anatomía. Es por este motivo que les fue
ordenado a los israelitas no poner un yugo entre un buey y un asno. ¿Por
qué no? Para empezar, porque van a diferentes velocidades, son de dos tamaños
diferentes y sencillamente rozarían constantemente el uno contra el otro. Sería
una crueldad a ambos el intentar unirlos. Esta es la manera que tiene Dios de
enseñarnos, de manera simbólica, que existen diferencias fundamentales de
caminar y de dirección, de manera que dos no pueden caminar juntos a menos que
estén de acuerdo.
Existe una tercera
aplicación práctica sobre esto. Los esfuerzos realizados por los cristianos no
deben ir dirigidos a crear la unidad, sino a mantener la paz en el cuerpo. Es
así como lo explica Pablo: “procurando mantener la unidad del Espíritu en el
vínculo de la paz” (v. 3). Es importante que los cristianos no estén
peleándose, discutiendo y luchando los unos en contra de los otros. Una iglesia
que actúe de este modo es un cuerpo totalmente inefectivo en su comunidad. Es
importante que cuando se reúnan los cristianos reconozcan que han sido llamados
a entenderse los unos a los otros, a perdonarse los unos a los otros, a ser amables, sensibles, no guardando
rencor, que sean capaces de perdonar, que no estén amargados ni resentidos,
odiándose los unos a los otros. Es ahí donde se introduce el Espíritu cuando
está entre nosotros, eliminando las rencillas de larga duración, los
resentimientos arraigados y las amargas hostilidades que han mantenido los unos
en contra de los otros. Es preciso que cumplamos lo que el apóstol nos dice que
debemos de hacer, manteniendo la unidad del Espíritu.
ORACIÓN. Padre, deseo que Tu Espíritu escudriñe mi corazón en lo que se refiere a mi actitud respecto a otras personas. Te doy gracias que no es parte de mi llamamiento producir una unión de cristianos, sino más bien descubrir esa unidad que solo puede producir el Espíritu Santo.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Nos hemos dado cuenta que no cae en nosotros la responsabilidad de producir la unidad, sino descubrir la unidad producido por el Espíritu? ¿Hay evidencia en nosotros de la paz, el amor y la vida de Cristo?
RAY STEADMAN - (DEV. "EL PODER DE SU PRESENCIA")
ORACIÓN. Padre, deseo que Tu Espíritu escudriñe mi corazón en lo que se refiere a mi actitud respecto a otras personas. Te doy gracias que no es parte de mi llamamiento producir una unión de cristianos, sino más bien descubrir esa unidad que solo puede producir el Espíritu Santo.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Nos hemos dado cuenta que no cae en nosotros la responsabilidad de producir la unidad, sino descubrir la unidad producido por el Espíritu? ¿Hay evidencia en nosotros de la paz, el amor y la vida de Cristo?
RAY STEADMAN - (DEV. "EL PODER DE SU PRESENCIA")