“...Haced discípulos de todas las naciones...” (Mateo 28:19 CST)
No ates de
manos a tu pastor en lo que respecta a los presupuestos. El presupuesto de una
iglesia refleja su motivación y debería reflejar también los valores y
prioridades de Dios. Jesús dijo: “...Haced discípulos de todas las naciones ...
enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado” (Mateo 28:19-20 CST).
Nuestra responsabilidad es doble: evangelizar a los pecadores y equipar a los
santos. Muchas iglesias limitan a su pastor con la tacañería, lo cual les
impide cumplir con la gran comisión. Es ejemplar gastar el dinero sabiamente,
pero algunas iglesias, condicionadas por el temor, acumulan ahorros e ingresos
para los tiempos difíciles. Eso no solo impide el ministerio eficaz, sino que
también desanima a las personas a la hora de ofrendar. Cuando saben que hay
mucho dinero guardado en una cuenta bancaria, tienden a decir: ‘¿Por qué voy a
dar de mis escasos recursos?’
Las iglesias centradas en la misión de Dios no
temen emplear los recursos en el ministerio, y al hacerlo Dios mueve el
corazón de las personas a ofrendar más generosamente. ¿Recuerdas a los tres
siervos en Mateo 25 a
quienes su señor les encargó que administrasen su dinero? Dos de ellos lo
invirtieron y ganaron su aprobación al doblar lo invertido, pero el tercer
siervo, reacio al riesgo, guardó el dinero y solo le devolvió la cantidad
original. Al saber esto, su señor dijo: “Quitadle las mil monedas y dádselas al
que tiene las diez mil ... y a ese siervo inútil echadlo fuera, a la
oscuridad...” (Mateo 25:28-30 CST). La labor de la iglesia no es acumular
fondos, sino arriesgarse en fe, no poner obstáculos a los siervos a la hora de
hacer Su trabajo y confiar que Dios será fiel en los tiempos difíciles.
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")


