“Mirad, pues, con diligencia cómo
andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque
los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea
la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu” Efesios
5:15-18
El alcohol
deprime el tono de la entera personalidad en lugar de elevarlo. Este aparente
“entonarse” es el resultado de una pérdida de control. Dice, por ejemplo, el
Departamento de Instrucción Pública de Michigan: “Cuando se ha medido los
efectos del alcohol en el tiempo de reacción, es decir, el lapso que media
entre el estímulo y la respuesta, se ha hallado que en todos los casos este
tiempo ha aumentado. Tal comprobación es muy importante en el caso de una
persona que conduce un automóvil… De igual manera, otras pruebas acerca de la
capacidad de aprendizaje y de la memoria, de memorización de poesía, de
asociación de pares de palabras, revelan una disminución de efectividad luego
de ingerir dosis, aún pequeñas de alcohol… Luego de tomar alcohol el hombre es
menos competente físicamente, disminuye su capacidad crítica en cuanto a sí
mismo, es menos alerta en su atención, menos capaz de responder a las
emergencias que puedan surgir y puede ignorar por completo esta disminución de
sus capacidades.”
5. El beber para hacer desaparecer síntomas, inicia
un círculo vicioso. Dice el Dr. Robert Fleming: “Es un hecho curioso y
esencial que muchos síntomas que originalmente debieron su existencia a la
acción crónica del alcohol, pueden ser momentáneamente suprimidos u olvidados
tomando más alcohol. Una persona bebe para borrar su sentido de inferioridad y
remordimiento que nace de haber caído en un exceso de alcohol anterior, o para
facilitar la digestión o combatir la inapetencia debida a una gastritis
alcohólica, o como resultado de la dislocación social producida por la pérdida
de un empleo o de la esposa, debidos a la bebida; en tal caso, la personalidad
ha sido presa de un circulo vicioso interminable.”
6. La idea de que es posible beber y dejar de beber
a voluntad puede llegar a ser una trampa. El Dr. Fleming hace estas dos
importantes generalizaciones: “Primero, beber moderadamente es absolutamente
imposible para el alcohólico consuetudinario; la única terapéutica obligatoria
objetiva que tiene cierta posibilidad de éxito es la abstinencia total.
Segundo, cualquiera que beba lo suficiente durante un lapso suficientemente
extendido, llegará a ser alcohólico.”
7. Recordad que todo bebedor
consuetudinario viene de las filas de los bebedores moderados. Todo bebedor
moderado es un aficionado en potencia. Cada trago allana el camino al
siguiente.
ORACIÓN. Oh Cristo del completo control y de la
total libertad, dame ese mismo control, para que pueda gozar la misma libertad.
Porque sutiles esclavitudes están tomando el control de mi vida. No quiero estar
encadenado a nada sino sólo a ti. Amén.
AFIRMACIÓN PARA EL DÍA: Soy siervo de
Cristo; no seré esclavo de ningún otro.
E. STANLEY JONES - (DEVOCIONAL DIARIO “EL CAMINO”)