“Pero si andamos en luz … la sangre de Jesucristo,
su hijo, nos limpia de todo pecado.” 1ª
Juan 1:7
En dos
ocasiones en la Biblia Dios habló a nuestra oscuridad. En el capítulo 1 de
Génesis dijo: “Haya lumbreras …” (Génesis 1:14). Y en el capítulo 3 de Juan
Jesús declaró: “…La luz vino al mundo…” (Juan 3:19). Para andar con Dios tienes
que rechazar el camino de la oscuridad y seguir el de la luz. Los hongos crecen
en la oscuridad y cuando los expones a la luz se marchitan y mueren. Esto es
algo más que una metáfora, es un hecho espiritual de la vida. Jesús dijo: “…Los
hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan
3:19). Como escribió Ester Nicholson: “Los secretos nos enferman y nos hacen
vivir en la vergüenza y la incertidumbre”. Un ambiente de secreto es el lugar
ideal para que crezca el pecado, hasta que te conviertes en su cautivo con los
pensamientos, acciones y hábitos. Estar
en la oscuridad intensifica el ciclo de vivir en lo secreto y ser esclavo del
pecado.
"Si
decimos que tenemos comunión con Él y andamos en tinieblas, mentimos y no
practicamos la verdad” (1ª Juan 1:6). Una vez que entras en la luz todo cambia.
Por lo tanto confiesa tus pecados ocultos a Dios y, si fuera necesario, a un
amigo de confianza o a un consejero que pueda orar contigo. Luego, con la
fortaleza de Dios, reclama la capacidad de vencer el pecado y vivir en
victoria. Una vez que enciendes la luz el hongo empieza a marchitarse,
disminuye su influencia y tu libertad está al alcance. Cada vez que el pecado
venga a llamar a tu puerta llévalo a la luz inmediatamente. Cuando lo hagas, te
apropiarás de la limpieza y la comunión con Dios. Dice la Biblia: “Pero si
andamos en luz … la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado”
(1ª Juan 1:7).
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")