“Voz del que
clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, haced derechas sus veredas” Lucas
3:4
La voz del que clama en el desierto pide un camino para el Señor, un camino
preparado, y un camino preparado en el desierto. Yo deseo atender la proclama
del Maestro y darle un camino en mi corazón, camino hecho por obra de gracia a
lo largo del desierto de mi carácter. Las cuatro direcciones señaladas en el
texto merecen mi sincera atención.
“Todo valle tiene que ser henchido”. Los pensamientos bajos y rastreros
acerca de Dios deben ser abandonados; la duda y la desesperación deben ser
removidas y los deleites carnales tienen que ser olvidados. De una a otra parte
de estos profundos valles tiene que construirse una calzada de gracia.
“Bajaráse todo monte y collado”. La altiva presunción y la arrogante justicia
propia tienen que ser derribadas para hacer un camino real para el Rey de
reyes. A los pecadores altivos y orgullosos nunca se les concede comunión
divina. El Señor atiende al humilde y
visita al contrito de corazón, pero el altivo le es abominación. Alma mía,
pide al Espíritu Santo que te ponga en orden en este particular.
“Los caminos torcidos serán enderezados”. Es menester que el corazón
vacilante tenga trazado un camino de decisión a favor de Dios y de la santidad.
Los hombres indecisos son extraños al Dios de verdad. Alma mía, procura ser
honesta y veraz en todas las cosas como estando en la presencia de Dios que
escudriña los corazones.
“Los caminos ásperos serán allanados”. Los estorbos del pecado tienen que
ser quitados y las espinas de rebelión deben ser desarraigadas. Tan sublime
visitante no tiene que encontrar caminos cenagosos y lugares pedregosos cuando
venga a glorificar a los suyos con su séquito. ¡Oh!, que esta noche halle el Señor
en mi corazón un camino real por el cual pueda hacer su marcha triunfal desde
el principio hasta el fin de este año.
CHARLES
SPURGEON - (DEV “LECTURAS VESPERTINAS”)