“Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para
que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como
heno?” Isaías 51:12 (Leer Proverbios 29:25)
Podemos ser
liberados del temor y la ansiedad. La “ansiedad es” (como alguien ha dicho) “la
medida de la distancia entre el hombre y Dios.” Cuando Dios acude, la ansiedad
se disipa; cuando viene la ansiedad, Dios se va. Un ministro rindió sus temores
y ansiedades a Dios y dijo luego: “Volví a mi trabajo, no con los labios
apretados y los puños cerrados de determinación, sino con un sentimiento de
fuerza renovada.” Había asentado su vida en Dios.
Los siguientes
extractos de una carta de una doctora en filosofía, directora de una escuela de
señoritas, muestran una efectiva victoria sobre un temor profundamente
arraigado durante toda una vida: “Construí un muro entre yo y el mundo
exterior. Los demás se resentían por esta actitud y nacía en ellos antipatía
hacia mí. Tenía además un sentido exagerado de la justicia y demandaba
demasiado de mí misma y de los demás. No había nada de agradable en toda mi
actitud… Llegué a hastiarme de todo eso… Comencé a leer Vida Abundante y por primera vez vislumbré la posibilidad de una
vida de libertad; no necesitaría ya
controlar mis temores, podía desha-cerme de ellos. Así que me mudé del
oscuro y húmedo sótano de mi vida donde las ratas del temor y la tensión hacían
la vida insoportable, me instalé en la sala del cielo donde abría las ventanas
de mi alma y el Sol de Dios penetró hasta los más íntimos rincones de mi ser…
Podría extenderme sobre los resultados evidentes: una gozosa felicidad que
nunca conocí, una actitud amable más que crítica hacia los demás, un apetito
normal, abandono de las píldoras contra el insomnio. Mi familia advierte que
soy una persona diferente. Las causas de irritación han desaparecido. La
desconfianza y la impotencia se han disipado. He abandonado todas las
inhibiciones indeseables. ¡Marcho en la luz”.
Lo que Dios ha
hecho por esta brillante mujer, puede hacerlo por ti, entrega tus temores y
confía en El.
ORACIÓN. Oh Cristo, tan asediado por la
tragedia y las cosas que engendran temor entre los hombres, y sin embargo tan
tranquilo siempre y libre de todo temor, ven a mi vida y suelta todas las
tensiones, disipa las ansiedades y permite que nada tema. Yo coopero en cuanto
puedo: juntos podremos enfrentarlo todo, todo. Amén.
AFIRMACIÓN PARA EL DÍA: "Que todo
corazón leal ore a ti en tiempo de turbación; rujan las mareas; mas no le alcanzarán"
(Salmos 32:6).
E. STANLEY JONES - (DEVOCIONAL DIARIO “EL CAMINO”)