“Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el
diablo...” 1ª Pedro 5:8
Cuando Jesús se
enfrentó al diablo en el desierto, este último no consiguió asestarle ni un
solo golpe. Jesús le dijo tres veces: “Escrito está” (Mateo 4:4, 7, 10). Y con
esos tres embistes derribó a Satanás y este no se pudo poner de pie. Examinemos
cada una de las tres tentaciones:
1) “Si eres el Hijo de Dios”. Satanás te
hará dudar de tu salvación, de tu Salvador y de tu derecho a estar delante de
Dios (ver 2ª Corintios 5:21). Te recordará todos tus defectos y fallos. Te dirá
que la vida del cristiano es muy dura y te pedirá que abandones. Pura mentira;
no lo creas. Es cierto que el Espíritu Santo te señalará las deficiencias de tu
carácter para que puedas corregirlas, pero no es tu bondad la que te salva.
“Por gracia habéis sido salvados mediante la fe; esto no procede de vosotros,
sino que es el regalo de Dios” (Efesios 2:8 CST).
2) “Transforma estas piedras en panes”. Cuarenta días
de ayuno le habían dejado a Jesús con hambre. Teniendo el estómago vacío, Satanás
sacó el tema del alimento. ¿En qué área está tu vacío? ¿Tienes hambre de
atención, éxito o intimidad? Debes ser consciente de tus debilidades y
llevarlas delante de Dios antes de que Satanás te las presente y te diga:
‘Satisface tus necesidades. Arregla los asuntos por ti mismo. Deja a Dios fuera
de escena’. No lo hagas. Si pudieras vivir la vida cristiana sin Dios, no Lo
necesitarías. Aquellos que derrotan las artimañas de Satanás son precisamente
aquellos que dependen totalmente de Dios.
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")