¿Te expones a
una fuerte predicación que amorosamente descubre tu pecado? Si es así,
¿permites que esa palabra te convenza de pecado? o ¿regresas a tu pecado sin
dolor en absoluto?
Si estás
rechazando las advertencias de la restricción del Espíritu Santo,
desobedeciendo a Dios una y otra vez, entonces estás siendo reclutado para la
secta del Anticristo. El diablo está, silenciosamente, iniciándote en su
“misterio de iniquidad", y cuando el prometedor y milagroso Anticristo
venga, ¡serás barrido por sus mentiras y entregado a un engaño!
Escucha lo que
Pablo dice sobre los creyentes transigentes, que ceden su principios y rehúsan
amar y obedecer la Santa Palabra de Dios: "A fin de que sean condenados
todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la
injusticia" (2ª Tesaloni-censes 2:12).
Estos son los
resultados ominosos de no creer ni actuar en la verdad de Dios:
1. El corazón se endurece por el engaño
del pecado.
2. Satanás obra en el corazón endurecido,
para justificarlo a sí mismo; y así quitarle todo temor a la penalidad.
3. El creyente llega a ser cegado por la
mentira que dice que no hay paga del pecado, ni día del juicio.
4. El creyente cae presa de doctrinas de
demonios, pensando que lo malo es bueno y lo bueno es malo.
5. Eventualmente se aleja tanto de Cristo
y de la verdad, que se vuelve ciego a quién es el Anticristo; y acaba por
adorarle y servirle como a un dios
6. En el Día del Juicio, Dios le dirá a
tal persona: "¡Apártate de mí, hacedor de maldad!”
Amado, no tiene
por qué ser así. Dios ha hecho una promesa de pacto de eliminar todo engaño de
nosotros y darnos la victoria sobre el pecado. Y todo lo Él que pide es que le
declaremos la guerra a nuestro pecado, diciendo: "Me rehúso a hacer la paz
con este hábito. ¡Líbrame, Padre!" Cuando Él escucha esta oración, enviará
tal poder del Espíritu Santo y gloria desde el cielo, que el diablo no va a
tener ni una oportunidad.
Ora ahora mismo
para que Dios implante en ti una gran reverencia por Su Palabra. Pídele que te
ayude a ser disciplinado en tu lectura de las Escrituras. Y pídele al Espíritu
Santo que te ayude a tomar en serio lo que lees; a creer que Dios habla en
serio.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)