jueves, 22 de diciembre de 2016

¿QUIÉNES SON LOS DOS TESTIGOS EN APOCALIPSIS 11? 21 diciembre





PREGUNTA Y RESPUESTA DE DICIEMBRE 21 - 22 DE 2016

¿QUIÉNES SON LOS DOS TESTIGOS EN APOCALIPSIS 11? 


La relación entre esta visión de los dos predicadores y el pasaje anterior (vv. 1-2) debe estar clara. Ellos están entre los exclusivos testigos de Dios que proclamarán Su mensaje de juicio durante las etapas finales de los gentiles pisoteando a Jerusalén y predicarán el Evangelio para que el remanente judío pueda creer y disfrutar de la protección de Dios. Se muestran en el texto siete características de la vida y ministerio de estos dos distinguidos y poderosos predicadores: su deber, actitud, identidad, poder, muerte, resurrección e influencia.


-SU DEBER. Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días (11:3a). No se identifica al que habla y que [dará] autoridad a los dos testigos, pero solo pudiera ser Dios el Padre o el Señor Jesucristo; testigos es la forma plural de martus, de la que se deriva la palabra mártir en castellano, dado que tantos testigos de Jesucristo en la iglesia primitiva pagaron con su vida. Como siempre, se utiliza en el Nuevo Testamento para referirse a personas, los dos testigos tienen que ser verdaderas personas, no movimientos, como han sostenido algunos comentaristas. Hay dos testigos porque la Biblia requiere el testimonio de dos personas para confirmar un hecho o comprobar la verdad (Dt. 17:6; 19:15; Mt. 18:16; Jn. 8:17; 2 Co. 13:1; 1 Ti. 5:19; He. 10:28).

Su responsabilidad será profetizar. Profecía en el Nuevo Testamento no se refiere necesariamente a predecir el futuro. Su significado principal es "hablar adelante", "proclamar" o "predicar". (Para un análisis de profecía vea Primera Corintios, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento [Grand Rapids: Editorial Portavoz, 2003].) Los dos testigos proclamarán al mundo que los desastres que ocurren durante la última mitad de la tribulación son los juicios de Dios. Ellos advertirán que después llegará el derramamiento final del juicio de Dios y el infierno eterno. Al mismo tiempo, predicarán el Evangelio, llamando a las personas al arrepentimiento y a la fe en el Señor Jesucristo. El período de su ministerio es mil doscientos sesenta días, los últimos tres años y medio de la tribulación, cuando las fuerzas del anticristo oprimirán a la ciudad de Jerusalén (v. 2) y muchos judíos estén protegidos en el desierto (12:6). El hecho de que son verdaderos predicadores y no símbolos de instituciones o movimientos se indica en la descripción de su ropa y en la conducta que se describe a continuación.


-SU ACTITUD. Vestidos de cilicio. (11:3b). El cilicio era una ropa áspera, pesada y tosca que se usaba en los tiempos antiguos como símbolo de luto, angustia, dolor y humildad. Jacob se puso cilicio cuando pensó que habían matado a José (Gn. 37:34). David ordenó a las personas vestir de cilicio después de la muerte de Abner (2 S. 3:31) y lo vistió el mismo durante la plaga que Dios envió en respuesta a su pecado de censar al pueblo (1 Cr. 21:16). El rey Joram usó cilicio durante el sitio de Samaria (2 R. 6:30), como hizo el rey Ezequías cuando fue atacada Jerusalén (2 R. 19:1). Job (Job 16:15), Isaías (Is. 20:2) y Daniel (Dn. 9:3) también usaron cilicio.

Los dos testigos se vestirán de cilicio como una demostración práctica, para expresar su gran tristeza por el miserable e incrédulo mundo, atormentado por los juicios de Dios, invadido de huestes de demonios y poblado de personas malvadas y pecadoras que no quieren arrepentirse. También se lamentarán por la profanación del templo, la opresión de Jerusalén y el predominio del anticristo.

-SU IDENTIDAD. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. (11:4). La pregunta de quiénes serán estos dos testigos ha intrigado a los estudiosos bíblicos a través de los años y se han sugerido numerosas posibilidades. Juan los identifica simplemente como los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. Esa descripción enigmática se obtiene de Zacarías 4:1-14: Pero la profecía de Zacarías mira también al futuro, a la restauración de Israel en el milenio (cp. Zac. 3:8-10). Los olivos y los candeleros simbolizan la luz del avivamiento, ya que el aceite de oliva se usaba por lo general en las lámparas. La conexión de lámparas y árboles pretende representar un suministro constante y espontáneo de aceite fluyendo desde los olivos a las lámparas. Esto simboliza la verdad de que Dios no traerá bendiciones de salvación del poder humano, sino por el poder del Espíritu Santo (cp. Zac. 4:6). Como Josué y Zorobabel, los dos testigos liderarán un avivamiento espiritual de Israel que culminará con la construcción de un templo. Su predicación será un instrumento para la conversión nacional de Israel (Ap. 11:13; cp. Ro. 11:4-5, 26); y el templo asociado a esta conversión será el templo milenario.


Aunque es imposible ser dogmático acerca de la identidad específica de estos dos predicadores, hay varias razones que sugieren que pudieran ser Moisés y Elías.


-En primer lugar, los milagros que harán (destruir a sus enemigos con fuego, contener la lluvia, convertir el agua en sangre y herir la tierra con plagas) son similares a los juicios que infligieron en el Antiguo Testamento Moisés y Elías, con miras a estimular el arrepentimiento. Elías hizo descender fuego del cielo (2 R. 1:10, 12) y anunció la sequía sobre la tierra por tres años y medio (1 R. 17:1; Stg. 5:17), la misma duración que la sequía que produjeron los dos testigos (Ap. 11:6). Moisés convertió las aguas del Nilo en sangre (Ex. 7:17-21) y anunció las otras plagas sobre Egipto, registradas en Éxodo capítulos 7-12.


-En segundo lugar, tanto el Antiguo Testamento como la tradición judía, esperaban que Moisés y Elías volvieran en el futuro. Malaquías 4:5 predijo el retorno de Elías y los judíos creían que la promesa de Dios de levantar a un profeta como Moisés (Dt. 18:15, 18) necesitaba su venida (cp. Jn. 1:21; 6:14; 7:40). La declaración de Jesús en Mateo 11:14 de que "si queréis recibirlo, él [Juan el Bautista] es aquel Elías que había de venir" no imposibilita necesariamente el retorno futuro de Elías. Como los judíos no aceptaron a Jesús, Juan no cumplió esa profecía. Él vino "con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (Lc. 1:17).





-En tercer lugar, tanto Moisés como Elías (quizá representando la ley y los profetas) aparecieron con Cristo en la transfiguración, el avance de la Segunda Venida (Mt. 17:3).


-En cuarto lugar, ambos dejaron la tierra en forma extraordinaria. Elías nunca murió, sino que fue llevado al cielo en una carroza de fuego (2 R. 2:11-12), y Dios sobrenaturalmente enterró el cuerpo de Moisés en un lugar secreto (Dt. 34:5-6; Jud. 9). 

La afirmación de Hebreos 9:27 de que "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" no cancela el regreso de Moisés, ya que hay otras excepciones a esa afirmación general (como la de Lázaro; Jn. 11:14, 38-44).

Como el texto no identifica específicamente a estos dos predicadores, los puntos de vista defendidos arriba, como todos los demás puntos de vista con relación a su identidad, deben permanecer como especulaciones.



COMENTARIO DESTACADO DEL DÍA DE HOY


APOCALIPSIS       

Lleno de misterios escatológicos y profecías, el libro de Apocalipsis es a menudo considerado, tanto por estudiosos como por lectores laicos, como un enigma. En las páginas de este comentario expositivo no solamente se percibe un gran conocimiento de la Biblia, sino un amor y un celo profundos por la Palabra de Dios y por el Dios de la Palabra.

John MacArthur hace una valiosa contribución a la interpretación y aplicación del texto bíblico que se refleja en una exégesis cuidadosa, una gran familiaridad con el escritor inspirado y su contexto, así como en variadas explicaciones e ilustraciones practicas. Representa un excelente recurso para la preparación de sermones, el estudio personal y la vida devocional.










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