Año 1 - Semana: 51 - Día: 5
LEE Salmos 25:1-11 – Tú eres el Dios de mi salvación.
MEDITA. Vivimos en tiempos sumamente peligrosos, rodeados de
enemigos visibles e invisibles. La maldad aumenta descomunalmente y produce en
la gente una terrible sensación de miedo e inseguridad.
En su época, el
salmista era consciente de esta realidad y por lo tanto le pidió a Dios que le
revelara su voluntad -muéstrame, enséñame, encamíname- (4-5). ¿En quién más
podía refugiarse? Únicamente el Dios de su salvación podía socorrerle. Pero
para el salmista, ser librado de la muerte, no era sólo una cuestión de mero
escape, sino que en tales circunstancias, comprender el propósito de Dios y
verlo obrando a su favor, era lo que realmente importaba. No debemos buscar únicamente la protección de Dios, sino sobretodo su
dirección. ¿De qué valdría ser librado de la muerte y no saber cómo vivir?
En tono triunfal, el
salmista proclama que Dios lo va a guiar por el camino en el que debe andar
(9-10). ¿Cómo es que está tan seguro? ¿Hay algo que debemos considerar? Sí, una
condición: "para los que guardan su pacto y sus testimonios". Jesús
dijo: "El que me ama mi palabra guardará, y mi Padre le amará y vendremos
a él, y haremos morada con él" (Jn. 14:23) -doblemente protegidos,
doblemente seguros-.
Aún en los momentos de soledad, aflicción y
angustia, cuando enemigos gratuitos destilan su odio declaramos: "¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada?" (Ro. 8:35).
APLICA. ¿Tomas tiempo para meditar en lo que
se propone el Señor contigo cuando te permite atravesar tiempos difíciles? ¿Le
dices: muéstrame, enséñame...? ¿Buscas sólo su protección o también su
dirección?
ORA. Señor, aún cuando el peligro amenace, pongo mis ojos en ti;
me tomo de ti cada día y me dispongo a hacer tu voluntad.
UNIÓN BÍBLICA INTERN. - (Dev. “ENCUENTRO CON DIOS”)