“… Visitar a
los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones…” Santiago 1:27 (Leer: Santiago 1:22-27)
El teléfono sonó en medio de la noche. Buscaban a mi
esposo, el pastor. Estaban llevando al hospital a una de nuestras guerreras de
oración de la congregación, una mujer de unos 70 años, que vivía sola. Estaba
tan enferma que ya no comía ni bebía; tampoco podía ver ni caminar. Le pedimos
a Dios que la ayudara y tuviera misericordia de ella, ya que nos interesaba
mucho su bienestar. La iglesia se puso en acción, organizando una cadena de
visitas que no solo la ayudaron a ella, sino que demostraron el amor cristiano
a pacientes, visitas y personal médico.
En su carta a los primeros creyentes judíos, Santiago
alentaba a la iglesia a ocuparse de los necesitados. Quería que fueran más allá de simplemente escuchar la Palabra de Dios y
que pusieran en práctica su fe (1:22-25). Mencionó la necesidad de ocuparse
de los huérfanos y de las viudas (v. 27), un grupo vulnerable, ya que, en el
mundo antiguo, los familiares tenían la responsabilidad de cuidarlos.
¿Cómo reaccionamos ante aquellos de nuestra iglesia o de
la comunidad que están en situaciones de riesgo? ¿Consideramos que ocuparse de
las viudas y los huérfanos es parte vital del ejercicio de nuestra fe?
Mantengamos los ojos abiertos para aprovechar las oportunidades de servir a los
necesitados.
Señor, que sintamos lo mismo que tú por los necesitados.
La fe auténtica no solo requiere palabras, sino acciones.
(La Biblia en
un año: 1ª Juan 2:1-29)
AMY BOUCHER PYE
- (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN
DIARIO")