“…desechando la mentira…” Efesios 4:25
Tus defectos no
te convierten en un hipócrita, pero sí ocultarlos y fingir que no los tienes.
Considera dos cosas acerca de la hipocresía:
1) Es tan natural como el respirar. Apela
a tu ego. Nos quedamos enganchados a ella porque impresiona a otros y el
resultado es un montón de caricias positivas. ¿A quién no le gusta eso?
2) Lidiar con ella es duro. Es más fácil
formar a un nuevo cristiano que reconvertir a un veterano impregnado de
religión. Para ganar la batalla contra la hipocresía, primero debes admitir que
tienes un problema con ella. Solo entonces el Espíritu Santo puede comenzar una
obra de liberación y situarte en el camino hacia la libertad. Pero atención: es
una lucha larga e implacable. Nuestro
deseo de parecer buenos delante de la gente muere muy lentamente.
Pablo escribió:
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros
gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento
entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay,
por la dureza de su corazón ... Pero vosotros no habéis aprendido así sobre
Cristo, si en verdad lo habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a
la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos
del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el
espíritu de vuestra mente, y vestíos del
nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por
eso, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo...” (Efesios
4:17-25).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")