“No tengas temor de ellas...” Deuteronomio 7:18
Para Israel, “ellas” representaban las imponentes y bien armadas naciones impías que enfrentaron en la tierra prometida. Para nosotros hoy en día, “ellas” representan todo problema, tribulación y dificultad abrumadora que enfrentamos en la vida.
Para Israel, “ellas” representaban las imponentes y bien armadas naciones impías que enfrentaron en la tierra prometida. Para nosotros hoy en día, “ellas” representan todo problema, tribulación y dificultad abrumadora que enfrentamos en la vida.
¿Por qué no debemos
temer? ¡Porque Dios lo dice! No se necesita ninguna otra explicación. Dios es
todo poderoso, todo suficiente y está consciente de las fortalezas satánicas
que enfrentamos. Conoce cada trampa, prueba y tentación que serán lanzadas
contra nosotros, y nos ordena: “¡No temerás a ninguna de ellas!”
Abraham estaba
viviendo en un país extranjero, rodeado de reyes poderosos, sin saber dónde
terminaría. Sin embargo, la primera palabra de Dios para él fue, “No temas,
Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.” (Génesis
15:1).
El significado de
esta última frase es, “Yo seré una pared alrededor tuyo, tu protector, tu
defensa.” En esencia, Dios estaba diciéndole a Abraham, “Vas a enfrentar
dificultades, pero te protegeré a través de todas ellas.” Abraham respondió creyendo
la palabra de Dios para él: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.”
(Versículo 6)
Esta misma palabra
vino al hijo de Abraham, Isaac. Él
también vivió en un ambiente hostil, rodeado por los filisteos que lo odiaban,
lo acosaban y lo querían fuera de su tierra. La Escritura dice que cada vez
que Isaac cavaba un pozo para suministro de agua, los filisteos lo tapaban:
“los filisteos los habían cegado y llenado de tierra.” (Génesis 26:15)
Adonde quiera que
Isaac iba, tenía el mismo problema. Incluso llamó a un pozo “Esek,” que
significa “rencilla” (Véase Génesis 26:20). Aparentemente, Isaac no sintió más
que disputa en su vida. Debe haber pensado: “¿Cómo alimentaré a mi familia y
daré agua para mi rebaño? ¿Y cómo puedo criar a mis hijos sin temor, cuando los
filisteos pueden saquearnos en cualquier momento, sin problema? Dios, ¿Por qué
me has establecido aquí? ¿Cómo podré vencer?”
Mientras esta nube de
duda se formaba sobre Isaac, Dios le dio la misma palabra que le había dado a
Abraham: “Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy
contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi
siervo.” (Versículo 24).
Somos hijos de
Abraham y Dios nos hace la misma promesa que hizo a Abraham y a su
descendencia: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham
sois, y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29).
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)