Año 1 - Semana: 52 - Día: 6
LEE Salmos 27:1-14 – Los hijos de Dios no tienen ningún
temor; viven confiando en su Salvador.
MEDITA. Si traemos a la memoria el Salmo 26, encontramos una
persona de integridad, apartada del mal, viviendo en rectitud; esto nos ayuda a
comprender mejor las expresiones del Salmo 27. El poeta se pregunta ¿de quién
temeré? Evidentemente, como cualquiera de los mortales, estuvo sometido a
presiones muy fuertes, como las provenientes de los malignos; sin embargo,
exclama que no hay razón para sentirse disminuido ya que su fuerza y protección
provienen de Aquel que es el generador de la vida.
Nos enseña que el clamor
a Dios nunca debe cesar, que debemos estar en constante búsqueda de su rostro,
anhelando vivir en su casa. Esto tiene
un costo adicional como la renuncia de los anhelos personales, para dar lugar a
los propósitos de Dios. Aunque todos los familiares nos abandonen, los
enemigos acechen en contra nuestra y seamos acusados por testigos falsos,
aprendamos a vivir tranquilos porque la bondad de Dios nos cubre y nos hace
valerosos.
No debemos
atemorizarnos ante las circunstancias adversas, pues muchas de ellas, apenas
son pequeños obstáculos a los cuales hay que sobreponernos y no perder la
visión de proseguir adelante. En muchas ocasiones, las circunstancias adversas
parecen habernos dominado, pero debemos confiar como el salmista en Aquel que
es poderoso para guardar nuestra vida.
En la intimidad de la
comunión es hermoso sentir el consuelo permanente de Dios.
APLICA. ¿El temor ha absorbido tu fe o ésta
te lleva de victoria en victoria? ¿Tu tiempo con Dios refleja tu anhelo de
vivir cada día en su presencia? ¿Tu vida anima a los demás a vivir confiados en
el Señor y en el poder de su fuerza?
ORA. Señor, no permitas que las adversidades me dominen y me
aparten de ti; ayúdame a vivir cada día bajo la cobertura de tu gracia.
UNIÓN BÍBLICA INTERN. - (Dev. “ENCUENTRO CON DIOS”)