En cierta
ocasión, Jesús viajó de Judea a Galilea, y el apóstol Juan registró que
"le era necesario pasar por Samaria" (Juan 4:4). El hecho es que,
Jesús no tenía que pasar por Samaria para llegar a Galilea, desde el punto de
vista geográfico. De hecho, debido a que los judíos odiaban a los samaritanos,
regularmente tomaban el camino más largo con el fin de evitar pasar por esa
región. Pero Jesús se sintió obligado a pasar por Samaria porque ahí era donde
el Espíritu lo llevaba ahora -no por razones geográficas, sino por una misión,
debido a su obediencia a la guianza del Espíritu-.
Cuando Jesús
llegó a Samaria envió a sus discípulos delante de él, y se sentó junto al pozo
de Jacob. Allí esperó hasta tener su
encuentro divino con la samaritana, y sobrenaturalmente pudo discernir todo
sobre su vida. Esa conversación cambió para siempre la vida de esta mujer,
quien se convirtió en la primera mujer evangelista del mundo, testificando de
Jesús a las personas de su ciudad. Jesús se quedó con los samaritanos por dos
días más y pudo traer salvación a muchos otros antes de continuar su viaje.
Este encuentro nunca hubiese pasado si Jesús no hubiese seguido la dirección
del Espíritu Santo.
Más tarde, en
Galilea, a medida que se acercaba el tiempo de la fiesta judía de los
Tabernáculos en Jerusalén, los hermanos de Jesús le instaban a viajar allí
“para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que
procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate
al mundo” (Juan 7:3-4).
Pero Jesús
tenía un propósito diferente. Les respondió: "Subid vosotros a la fiesta; yo no subo
todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido" (Juan 7:8).
Una vez más,
Jesús estaba esperando la autorización del Espíritu Santo para seguir su
marcha. Estaba esperando el momento adecuado para hacer su entrada a la fiesta
y para revelar su sabiduría y sus enseñanzas al pueblo en Jerusalén. El sabía,
de hecho, que él era la verdadera fiesta -el Mesías al que habían estado
esperando-. Él mismo era la razón de su celebración, a pesar de que ellos no se
daban cuenta.
NICKY CRUZ - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)