jueves, 22 de diciembre de 2016

Dulce Comunión 22 diciembre





Año 1 - Semana: 51 - Día: 6



LEE Salmos 25:12-22 Tú eres el Dios de mi salvación.


MEDITA. El salmista no busca respuesta a su aflicción, sino dirección para saber que paso dar a continuación. En esta búsqueda, él dirige su mirada al Señor (15) y pregunta: ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? (12a). Ahora para el salmista, lo más importante es crecer en la comunión íntima con Dios. En su corazón hay un inmenso anhelo por conocerle y entender sus planes. En lo más profundo de su ser hay un temor reverente que lo mueve a tener a Dios en el más alto honor.

Como con el salmista, nuestra relación con Dios se enriquecerá en la medida que: Lo honremos por lo que él es. El es digno de confianza (2, 3, 5, 20, 21), podemos esperar lo mejor. ¿Realmente es bueno y recto (8)? ¡Claro que sí! Sabemos que es el Dios de nuestra salvación.

Humillémonos delante de él. Debemos traer al trono de la gracia nuestras aflicciones y angustias, y decirle: "Mírame y ten misericordia de mí..." (16). Pero antes, debemos mirarnos a nosotros mismos y tomar conciencia de nuestra condición. (7, 11, 18) Valoremos lo que él nos ha concedido. El buen consejo (12), el bienestar (13), una descendencia bendecida (13), la libertad (15), pero sobre todo, el gozo de sufrir por Cristo (Fil. 1:29-30), son bendiciones que el Señor nos otorga mientras caminamos con él.


APLICA. ¿Tienes al Señor en el más alto honor? ¿Qué evidencia puedes dar de ello? ¿Estás dispuesto a humillarte reconociendo tu necesidad de Dios? ¿Estás dispuesto a sufrir por causa de Cristo?


ORA. Señor, grandes y maravillosas son tus obras. Justos y verdaderos son tus caminos.



UNIÓN BÍBLICA INTERN. - (Dev. “ENCUENTRO CON DIOS”)









TRADUCCIÓN