“Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra?
He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener” 1
Reyes 8:27
Dios está en
todo lugar, Él no está limitado por el espacio.
No importa lo
grande que sea el universo, Dios es más grande. Su ser llena todo el infinito.
Él es omnipresente, (presente en todo lugar). Dios dice “¿No lleno yo, dice
Jehová, el cielo y la tierra?” (Jer
23:24). Salomón dijo en la dedicación del templo “¿es verdad que Dios morará
sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden
contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?” (1 Rey 8:27). No hay
límites de tiempo o espacio para Su presencia.
Algunos podrán
objetar la doctrina de la omnipresencia diciendo “¿qué no el pecado que hay en
el mundo profanaría a un Dios omnipotente? No. Dios está en el corazón de los
pecadores convenciéndolos de pecado. También está en el infierno donde puede
“destruir tanto el alma como el cuerpo” (Mat 10:28). Aunque la esencia de Dios
está en todas partes, Él nunca se mezcla con la impureza. De manera similar,
Jesús vivió entre pecadores y “fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado” (Heb 4:15).
Isaías exhorta
a la gente “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que
está cercano” (55:6), sin embargo Proverbios 15:29 dice “El Señor está lejos de
los impíos”. ¿Cómo puede estar cerca de algunas personas y lejos de otras
cuando Él está en todo lugar al mismo tiempo? Para contestar esto, debemos distinguir entre la esencia de Dios y Su
relación con la gente. Él está en todos lados en Su esencia, pero con
individuos específicos Él está lejos o cerca de manera relacional. Cuando nos
convertimos en cristianos, Cristo vino a vivir en nosotros. Dios puede
llenarnos con Su plenitud (Efe 3:19) y el Espíritu que vive en nosotros también
puede llenarnos (1:13, 5:18). Pero antes de que el Espíritu de Dios habitara en
nosotros relacionalmente, Su esencia nos convenció de pecado y nos salvó.
El Antiguo
Testamento nos dice que Dios habita entre las alas del querubín en el Arca del
Pacto. Ese lugar era un símbolo de la presencia de Dios. Hoy la iglesia
representa la presencia de Dios en la tierra. En el Milenio, el gobierno de
Cristo en el trono de David en Jerusalén representará la presencia de Dios. En
el Cielo, Su presencia será representada por el trono de Apocalipsis 4-5.
Recuerda, sin embargo, que el símbolo de la presencia de Dios nunca restringe
su esencia.
JOHN MACARTHUR - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)