Año 1 - Semana: 39 - Día: 6
LEE Hebreos
4:14 – 5:10 – Jesucristo nuestro gran sumo
sacerdote.
MEDITA. En el pensamiento de los lectores primitivos del texto
estaba presente todo aquello que era muy usual en el Antiguo Testamento, esto
es, Moisés, el desierto, el tabernáculo, los sacrificios, los sacerdotes, el
sumo sacerdote, lugar santo, lugar santísimo, etc. Con ese telón de fondo,
ahora consideremos las siguientes verdades:
1.
Jesús no es un sumo sacerdote más, sino que es el gran sumo sacerdote.
2.
El sumo sacerdote judío entraba una vez por año al lugar santísimo; el gran
sumo sacerdote traspasó los cielos y está siempre a la diestra del Padre,
intercediendo por nosotros.
3.
El sumo sacerdote terrenal muy poco sabía sobre las debilidades de cada uno de
nosotros, de nuestros sufrimientos y anhelos; el gran sumo sacerdote se identificó totalmente con nosotros a través
de su encarnación y fue tentado en todo, de modo que puede compadecerse de
nuestras debilidades.
4.
Tenemos un gran sumo sacerdote a quien podemos acercarnos confiadamente para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
5.
El gran sumo sacerdote no necesita ofrecer sacrificios todos los días, ni por
si mismo, porque es santo, y como sacrificio pascual su sacrificio fue hecho
una vez para siempre.
6.
Nuestro gran sumo sacerdote es autor de eterna salvación. Este hecho no sólo
tiene connotaciones presentes, sino que contiene elementos que trascienden a la
eternidad. ¡Aleluya!
APLICA. ¿Estas verdades eternas te alientan
a perseverar en la fe, luchando contra el pecado y la incredulidad? ¿Eres
consecuente en honrar con tu vida al gran sumo sacerdote? ¿Con qué frecuencia
te acercas al trono de la gracia?
ORA. Ayúdame a asirme de los recursos espirituales que has
dispuesto para mi vida a través de tu muerte en la cruz.
UNIÓN BÍBLICA INTERN. - (Dev. “ENCUENTRO CON DIOS”)