“El que […]
esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” Juan 8:7
(Leer: Juan 7:53–8:11)
Cuando un grupo de líderes religiosos llevó a una mujer
adúltera a Jesús, no sabían que estaban colocándola a un tiro de piedra de la
gracia. Esperaban desacreditar al Señor. Si Él les decía que la dejaran ir,
podrían aducir que estaba quebrantando la ley mosaica. Pero, si la condenaba a
morir, las multitudes que le seguían habrían desechado sus palabras de gracia y
misericordia.
Sin embargo, Jesús les devolvió la pelota a los
acusadores. La Biblia dice que, en vez de responderles directamente, comenzó a
escribir en el suelo. Cuando los líderes siguieron preguntándole, invitó a
cualquiera de ellos que nunca hubiera pecado a lanzar la primera piedra.
Después, siguió escribiendo en el suelo. Cuando volvió a levantar la vista, se
habían ido todos.
La única
persona que podría haber arrojado una piedra —el único sin pecado— miró a la
mujer con misericordia y le dijo: «Ni
yo te condeno; vete, y no peques más».
Ya sea que hoy necesites el perdón de Dios por juzgar a
otros o que desees tener la seguridad de que ningún pecado está más allá de su
gracia, que esto te aliente: Nadie te lanzará piedras hoy; ve y deja que la
misericordia de Dios te cambie.
Padre, límpiame de mi naturaleza condenadora y líbrame de
las ataduras del pecado. Ayúdame a vivir una vida transformada por tu
misericordia.
Adoramos a un Salvador que ansía perdonarnos.
(La Biblia en
un año: Efesios 2:1-22)
RANDY KILGORE -
(DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")