“…para que [fuéramos] hechos conformes a la imagen
de su hijo…” (Romanos 8:29)
Leemos en la
Biblia: “A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos
conformes a la imagen de su Hijo…”
(Romanos 8:29). Cuando lees los versículos anteriores te das cuenta de
que Dios transforma mediante la oración; y eso debería animarte a orar. Muchas
veces no lo hacemos porque pensamos que no sucede nada, pero con Dios, siempre
pasa algo. Nos preguntamos a menudo ‘¿Cómo se va a manifestar Dios?’, sin
darnos cuenta de que Él ya se está manifestando. Cuando se trata de la oración
o bien Él ya está respondiendo de la manera que esperas, o cambiando tu
corazón, a través de la intercesión del Espíritu, para que tu oración esté en
armonía con Su voluntad. Y si dices ‘No veo ningún cambio’, piensa que cuando
plantas una semilla no vuelves al día siguiente esperando ver brotes y hojas.
Cuando la siembras se producen varios procesos debajo de la tierra, ocultos a
tus ojos.
No cometas el error de pensar que no está
sucediendo nada al no ver indicios de respuesta. Sencillamente
no ha llegado el tiempo de la cosecha. Una forma en la que Dios nos hace más
como Jesús es ayudándonos a orar como Él: “No se haga mi voluntad sino la tuya”
(Lucas 22:42). Eso significa que cuando tu oración está en consonancia con Su
voluntad, Él ya está interviniendo en el asunto, aunque no lo veas. Y si tu
oración no está en armonía con Su voluntad, Dios cambia tu petición al
cambiarte a ti. Las oraciones no respondidas pueden ser de tanta bendición como
las contestadas, si nos impiden transgredir la voluntad de Dios. ¿Cuál es la
voluntad de Dios? ¡Hacerte más como Jesús!
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")