“… Zaqueo, date
prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.” Lucas 19:5
(Leer: Lucas 19:1-9)
Cuando yo era niño, todos los meses salíamos en una
excursión familiar para visitar a mis abuelos maternos. Cuando llegábamos a la
puerta de la granja, la abuela siempre nos saludaba diciendo: «Pasen y
siéntense un rato». Era su forma de decirnos que nos pusiéramos cómodos y
charláramos para «ponernos al día».
La vida puede volverse muy ajetreada. En nuestro mundo
orientado hacia la acción, no es fácil llegar a conocer bien a la gente.
Resulta difícil encontrar tiempo para pedirle a alguien que «se siente un
rato». Podemos hacer más cosas si nos escribimos un mensaje y vamos directo al
asunto.
Sin embargo, observa lo que hizo Jesús cuando quiso
marcar una diferencia en la vida de Zaqueo, un recaudador de impuestos: fue a
su casa y se sentó un rato. Sus palabras, «es necesario que pose yo en tu
casa», indican que no fue una parada breve (Lucas 19:5). Jesús pasó tiempo con él, y la vida de Zaqueo dio un vuelco.
En el porche delantero de la casa de mi abuela había
varias sillas; una cálida invitación a todas las visitas a relajarse y
conversar. Si deseamos conocer a alguien y marcar una diferencia en su vida
—como lo hizo Jesús con Zaqueo—, tenemos que invitar a esa persona a «pasar y
sentarse un rato».
Señor, ayúdame a reservar tiempo para estar con otros y
marcar una diferencia en ellos.
El mejor regalo que puedes darles a los demás es tu
tiempo.
(La Biblia en
un año: Hechos 11:1-30)
DAVE BRANON - (Devocional “NUESTRO PAN DIARIO")