“se abrieron todas las puertas”  Hechos 16:26
La Biblia dice:
“Pero, a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios ... sobrevino
de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se
sacudían ... se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron”
(Hechos 16:25-26). La alabanza abre puertas y rompe cadenas. Siempre que alabes
a Dios aun a pesar de las circunstancias, las fuerzas de los cielos vendrán a
tu socorro. Dirás: ‘Pero a veces no me apetece alabar a Dios’. El salmista
escribió: “Bendeciré al Señor en todo tiempo” (Salmos 34:1). A veces, la alabanza es una respuesta
emocional a la bondad de Dios y otras es un acto de la voluntad. Cualquiera
puede alabar a Dios cuando la vida le sonríe; pero si tienes que sobreponerte a
tus sentimientos y tus circunstancias, ahí radica la verdadera alabanza.
La batalla de
Jericó nos enseña que a veces  es preciso
alabar a Dios a gritos cuando: 
1) Tienes un muro delante de ti. 
2) Da la sensación de que no haces más
que dar vueltas. 
3) Parece que las circunstancias se estén
riendo de ti.
4) Tu mente racional piensa: ‘Este plan
no tiene ningún sentido’. 
5) Es lo último que te apetece hacer. 
Al alabar a
Dios a pesar de todo, descubres la verdad escondida en las palabras de
Nehemías: “El gozo del Señor es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10); ese gozo que procede de saber que Él está
contigo y que ha ido delante de ti para disponer las cosas a tu favor.
Vivir dominado por las circunstancias y por las emociones es como estar en una
montaña rusa. Pero si miras al Señor de tus circunstancias y Lo alabas, tu
debilidad se transforma en fortaleza.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")


