“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh
sepulcro, tu victoria?” 1 Corintios 15:55
La mayoría de
las fobias pueden resumirse al temor al hombre o a la muerte. La muerte ante
muchos es el mayor objeto de temor. El hecho de que la muerte es inminente está
claramente establecido en las Escrituras "de la manera que está
establecido para los hombres que mueran una sola vez y después de esto el
juicio" (Heb 9:27).
Pero los
cristianos no debemos temerle a la muerte. Jesús quitó la muerte como un objeto
legítimo de temor al quitarle su poder cuando Él murió por nuestros pecados.
Jesús mismo dijo: "Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí,
aunque esté muerto vivirá y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente" (Juan 11:25-26). Aunque eventualmente moriremos físicamente,
seguiremos viviendo espiritualmente.
Todo hijo de
Dios está vivo espiritualmente y aún la muerte física no nos puede separar del
amor de Dios (Rom 8:38). Pablo dijo "para mí el vivir es Cristo y el morir
es ganancia" (Fil 1:21). ¿Por qué?
Porque cuando muramos físicamente, recibiremos un cuerpo resucitado el cual es
mucho mejor del que tenemos actualmente.
Muchas veces le
pregunto a la gente ¿Qué es lo peor que pudiera pasarte?, "bueno, que me
muera", me responden, a lo cual digo: "entonces no tienes nada que
temer, porque la Biblia dice que la muerte será lo mejor que te acontezca".
El valor más grande que tenemos no es la vida física sino la espiritual. Si tu
vida está escondida en Cristo, entonces no sufrirás pérdida cuando mueras
físicamente. Sólo será ganancia.
Podemos decir
confiadamente junto con Pablo ¿dónde está, oh muerte, tu aguijón? La persona
que es libre del temor a la muerte es libre para vivir hoy.
ORACIÓN. Gracias Señor porque me has libertado
para vivir plenamente hoy, dejo mi tiempo de partida en tus manos, en el nombre
de Jesús, amén.
NEIL ANDERSON - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)