¿Has sido
enseñado por Jesús en tu habitación secreta de oración? ¿Le has buscado por
cosas que no puedes recibir de los libros ni de los maestros? ¿Te has sentado
calladamente en Su presencia, esperando oír Su voz? La Biblia dice que toda la
verdad está en Cristo. Y sólo Él puede impartírtela, a través de Su bendito
Espíritu Santo.
Una pregunta
podría surgir ahora en tu mente: “¿No es peligroso abrir mi mente a una voz
quieta y apacible? ¿No es por eso que tantos cristianos se meten en problemas?
El enemigo viene e imita la voz de Dios, diciéndoles que hagan o crean alguna
cosa ridícula y terminan engañados. ¿No es la Biblia, la única voz a la que se
supone debemos prestar atención? ¿Y no es el Espíritu Santo nuestro único maestro?"
Esto es lo que
yo creo sobre este asunto:
1. Como el Padre y el Hijo, el Espíritu
Santo es en Sí mismo, una persona única, viviente, poderosa, inteligente y
divina. Él no es una persona de carne, sino de espíritu, una personalidad en Su
propio derecho. Y Él gobierna la iglesia. Él trae el orden divino, consuela al
herido, fortalece al débil y nos enseña las riquezas de Cristo.
2. La Escritura llama al Espíritu Santo,
el Espíritu del Hijo: "Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su
Hijo" (Gálatas 4:6). También es
conocido como el Espíritu de Cristo: "Qué persona y qué tiempo
indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos" (1 Pedro 1:11).
"Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él" (Romanos
8:9). Está claro que el Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo son uno y el
mismo. Cristo es Dios, y el mismo Espíritu emana de ambos. El Espíritu Santo es
la esencia de ambos Padre e Hijo, y es enviado por ambos.
3. Hay una forma en la que podemos estar
protegidos del engaño durante la oración profunda y escudriñadora. Nuestra
protección consiste en esperar. La voz de la carne siempre tiene prisa. Ésta
quiere la gratificación instantánea, así que no tiene paciencia. Siempre se
enfoca en sí misma, en lugar de enfocarse en el Señor, siempre buscando apresurarnos
para salir de la presencia de Dios.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


