“...usa tu razón y pon a prueba tus
sentimientos...” (Filipenses 1:10 parafraseado)
Dios te dio
sentimientos, por lo tanto no debes avergonzarte de ellos. Te pueden alertar de
peligros y avisarte en ciertas situaciones. De hecho, Dios usa nuestros
sentimientos para acercarnos a Él y señalarnos áreas que necesitan ser
sometidas al Espíritu Santo. Pero los sentimientos son subjetivos y no siempre
puedes fiarte de ellos. Un consejero escribe: “Cuando afloran sentimientos del
pasado nos sentimos temerosos, avergonzados, inútiles, pensamos que no damos la
talla, que somos indignos de ser amados, víctimas, sin recursos y resentidos…
Un pequeño acontecimiento puede desencadenar esas reacciones… y con ello el fin
de una relación, el estrés, problemas laborales y en el hogar, cambios o enfermedad… Y a veces esos
sentimientos vuelven sin que haya un desencadenante claro”. Por eso debes
ponerlos a prueba, si no quieres acabar viviendo “una vida forjada por los acontecimientos
y los sentimientos en lugar de por Dios” (Colosenses 3:5 parafraseado).
Es desastroso
actuar basado en lo que ves, oyes, o sientes. En lugar de reaccionar a tu sentir, debes actuar en base a la Palabra
de Dios, que es el baremo supremo e inmutable. Por ejemplo, aunque sientas
que puedes caminar sobre las aguas, sólo lo harás si Dios te ha pedido que
salgas del barco. Pablo escribió “Esto es lo que pido en oración: que vuestro
amor abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio, para que discernáis
lo que es mejor...” (Filipenses 1:9-10 CST). En resumen: Tus sentimientos no te
definen; te define lo que Dios dice de ti. Aunque sientas que no tienes valor
Dios dice: “...Eres muy precioso para mí... te amo” (Isaías 43:4 NTV). Aunque
sientas que eres un fracasado, Dios dice: “Ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús...” (Romanos 8:1).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")