Cuando nos
acercamos a Dios en oración, debemos saber quién es Él y lo que Él está
dispuesto a hacer por nosotros. Debemos saber que Él es nuestro Padre, nuestro
proveedor, nuestro libertador y saber que somos perdonados, por lo cual podemos
ser embajadores de perdón. Debemos tener una seguridad en nuestros corazones de
que Dios es fiel para protegernos de cada arma del mal forjada contra nosotros.
“Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un
amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un
amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante…?” (Lucas 11:
5-6)
Una vez que
descansamos completamente en quién es Dios, confiando plenamente en su
provisión y poder para guardarnos, hay un cambio que debe tener lugar en
nuestras oraciones. La oración ya no debería ser tan solo acerca de nosotros,
sino que también debe estar enfocada en otros. Aquí es donde se encuentra el
verdadero poder de la oración.
Tenga en cuenta
que el versículo cinco nos dice que era medianoche. Estoy seguro que ahora
estás consciente de que estamos viviendo en la hora de la medianoche. Todo lo
que conocemos está entrando en una última y definitiva rebelión contra toda
forma de un Dios santo. Fue a la medianoche también, que Pablo y Silas se encontraron
en el calabozo de más adentro, sin embargo, optaron por orar y adorar (Ver
Hechos 16:25). De repente, hubo un terremoto que sacudió los cimientos de la
prisión. Se abrieron todas las puertas de la cárcel, y las cadenas de todos se
soltaron. ¡Si sólo tú y yo pudiéramos aprender a orar así en esta hora oscura!
Podemos estar
seguros de que Pablo y Silas no estaban simplemente orando: “Perdónanos por
nuestros pecados y danos nuestro pan de cada día”. ¡No! Yo creo que estaban
pidiendo a gritos: “Dios, es media
noche, y hay una necesidad aquí que es mucho mayor de lo que podemos manejar.
Se nos presentan amigos, y estos amigos están en prisión: encadenados y sin
esperanza. Tú nos ha confiado este calabozo, así que ahora debes darnos la
fuerza para lograr hacer una diferencia”.
¿Cómo respondió
Dios a sus oraciones? ¡Puso una canción dentro de ellos! Y mientras empezaban a
adorar a Dios por haber respondido el clamor de sus corazones, de repente todo
comenzó a temblar y empezaron a suceder milagros. ¡Incluso el carcelero de
Filipos y toda su familia entregaron sus vidas a Jesús!
CARTER CONLON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


