“La muerte y la
vida están en poder de la lengua” Prov. 18:21 (Leer: Pr. 18:1-8, 20-21)
Nelson Mandela, el famoso líder sudafricano, conocía el
poder de las palabras. En la actualidad, sus frases suelen citarse, pero,
cuando estaba preso, no podían repetirse por temor a las repercusiones. Diez
años después de ser liberado, declaró: «Nunca acostumbro a usar palabras con
ligereza. Si 27 años de encarcelamiento me han favorecido en algo, fue
aprovechar el silencio de la soledad para entender cuán preciosas son las
palabras y el impacto que produce nuestro vocabulario en la manera de vivir y
de morir de las personas».
El rey Salomón, autor de la mayor parte de Proverbios,
del Antiguo Testamento, escribió varias veces sobre el poder de las palabras:
«La muerte y la vida están en poder de la lengua» (Proverbios 18:21). Las palabras
tienen el potencial de producir consecuencias positivas y negativas (v. 20): dar vida mediante el ánimo y la sinceridad
o aplastar y matar con mentiras y murmuración. ¿Cómo podemos estar seguros
de expresar palabras buenas que tengan resultados beneficiosos? La única manera
es cuidar diligentemente nuestro corazón: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; porque de él mana la vida».
Jesús puede transformar nuestro corazón para que nuestras
palabras sean lo mejor en cada situación: sinceras, suaves, apropiadas y
útiles.
Señor, guía hoy mis palabras.
Nuestras palabras tienen poder para edificar o derribar.
(La Biblia en
un año: Salmo 119:89-176 – 1 Corintios 8)
MARVIN WILLIAMS
- (Devocional “NUESTRO PAN
DIARIO")