“Maridos, amad a vuestras mujeres…” Efesios 5:25
Después de
muchos años de matrimonio, Juan decidió divorciarse de su mujer. Las razones
que dio al consejero fueron: ‘No es guapa, no es interesante, está gorda y no
es buena ama de casa’. El consejero le dio la siguiente recomendación:
‘Empezando hoy, quiero que vayas a casa y trates a tu esposa como si fuera una
reina hermosísima. Haz todo lo que puedas para agradarla. Escucha con atención
cuando habla de sus problemas, ayuda en las tareas del hogar y sácala a cenar
los fines de semana. Quiero que pretendas que de verdad es fantástica y
hermosa. Después de dos meses de ese comportamiento maravilloso, haces las
maletas y te vas. ¡Eso le dará un toque de atención! Juan pensó que no era mala
idea y decidió ponerla en práctica. Llevó
a su mujer a pasar fines de semana románticos y le leía poesía todas las noches.
Al acabar los
dos meses el consejero le llamó y le preguntó: ‘Juan ¿has demandado el divorcio?
¿Estás deseando volver a la soltería?’ Juan contestó: ‘¿Qué dices? Estoy casado
con una mujer maravillosa. Nunca he sido tan feliz en toda mi vida. No dejaría
a mi mujer por nada del mundo. De hecho, estoy descubriendo cosas fascinantes
acerca de ella todos los días. ¿Divorcio? Ni hablar’. La Biblia dice: “…Todo lo
que el hombre siembre, eso también segará” (Gálatas 6:7). Cuando Juan cambió su
estrategia y comenzó a sembrar semillas de amor, cosechó un matrimonio que
nunca pensó sería posible. ¿No crees que la misma estrategia podría funcionar
contigo? ¿Qué tienes que perder? Inténtalo y mira a ver qué pasa. Lo más
probable es que a ti y a tu esposo/a os encanten los resultados.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")