“… En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33
(Leer: Juan 16:1-11)
Cuando mi esposo enseñaba contabilidad en una universidad
local, hice uno de los exámenes, solo por diversión, para ver cuánto sabía. Los
resultados no fueron buenos. Contesté mal todas las preguntas porque no entendí
la premisa de un concepto bancario básico: invertí el debe y el haber.
A veces, nos pasa lo mismo en la esfera espiritual.
Cuando culpamos a Satanás de todo lo que anda mal (sea el mal tiempo, una
impresora que se atasca o algún problema financiero), estamos atribuyéndole el
crédito por algo que no tiene: el poder para determinar la calidad de nuestra
vida. El diablo está limitado en tiempo y espacio. Tiene que pedirle permiso a
Dios antes de poder tocarnos (Job 1:12; Lucas 22:31).
Sin embargo, al ser el padre de mentiras y príncipe de
las tinieblas (Juan 8:44; 16:11), puede provocar confusión. Jesús advirtió de
un tiempo cuando las personas estarían tan confundidas que no distinguirían
entre lo bueno y lo malo (16:2). Pero agregó esta verdad: «el príncipe de este
mundo ha sido ya juzgado» (v. 11).
Los problemas
irrumpirán en nuestra vida, pero no pueden derrotarnos, dado que Jesucristo ya
ha vencido al mundo. Todo el crédito le
corresponde a Él.
Padre, gracias por ser Señor de todo en nuestra vida. Te
alabamos por haber vencido al mundo a través de tu Hijo.
Mientras que Satanás acusa y confunde, Dios controla.
(La Biblia en
un año: Salmos 81-83 – Romanos 11:19-36)
JULIE ACKERMAN
LINK - (Devocional “NUESTRO PAN
DIARIO")


