“Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia
de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su
cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo
actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán
comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Por la
gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de
sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con
moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.” Romanos 12:1-3
Siempre resulta
divertido sacar un montón de fotografías tuyas y ponerlas en orden por año para
ver cómo has cambiado. Allí estás con ese raro corte de pelo que tenías que
tener. El vestido o el pantalón estaba tan de moda que tenías que usarlo todos
los días. Y está lo principal que puedes detectar al revisar esas fotos: la
persona que ves en esas fotos año tras año crece continuamente.
No obstante, puede ser
que tu autoimagen se esté achicando.
Tu autoimagen proviene
de lo que los demás te dicen. Al ir creciendo te ves según lo que tus padres,
maestros, amigos, hermanos y hermanas dicen y piensan, y cómo se portan
contigo. Estas opiniones alimentan tu
mente juvenil.
Quizá te estás
alimentado con información nutritiva y acertada de ti mismo. Quizá te has
alimentado de dulces y alimentos llenos de calorías: te han dicho que no tienes
defectos. Y quizá has estado recibiendo las sobras podridas: te han alimentado
con un concepto totalmente negativo de ti mismo.
Contesta esto: ¿Recibes
alguna vez comentarios negativos como los siguientes, aunque sean en broma?
• "Estás en el
grupo de lectura de los bobos".
• "¿Qué quieres,
retrasado?".
• "¿Por qué nunca
puedes ayudar? No sirves para nada".
• "¿Por qué no te
puedes portar bien como tu hermana?".
¿Qué sucede cuando oyes
comentarios como esos de ti mismo?
Empiezas a creer lo que
te dicen.
Primero, lo oyes:
"Eres tonto".
Segundo, lo piensas:
¿Tendrá razón? ¿Soy realmente tonto?
Luego tienes una
experiencia que lo subraya. Cometes un grande error y alguien se ríe de ti y
dice: "Eso sí que fue tonto".
Después empiezas a
sentirlo: ¡Qué bobo fui! Me siento bastante tonto.
Por último, lo crees:
Me dicen que soy un tonto, hago cosas tontas y me siento tonto. Debe ser
cierto. Soy un tonto.
¿Te das cuenta por qué es tan importante saber lo que Dios
dice de ti? Cuando lees la Biblia, te vas dando cuenta cuánto te valora Dios.
Cuanto más te ves como Dios te ve, más acertado estarás en cuanto a quién
realmente eres. Y el concepto de Dios es el acertado.
ORACIÓN. Señor, gracias por amarme tanto, gracias por hacerme
saber que valgo mucho para ti y que tu concepto es el acertado, ayúdame a
conocer cada día más quién soy en Cristo Jesús, amén.
JOSH MCDOWELL -
(DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)