"orad así... hágase tu voluntad" (Mateo 6:9-10 CST)
Aquí tienes otras dos
claves que te servirán para resolver conflictos matrimoniales:
1) Deja que Dios dirija tus oraciones. Las oraciones pueden
ser abiertas o cerradas. Cuando creemos que nuestra perspectiva es la única
válida, hacemos oraciones cerradas pidiendo a Dios que resuelva el problema a
nuestra manera, convencidos de que es la única forma correcta. Sin embargo,
orar así genera dos problemas. Primero, nos encierra en un modo de pensar rígido
y no nos permite contemplar otros puntos de vista. Segundo, no nos deja ver las
cosas como las ve Dios, el único capaz de sanar y restaurar la relación.
Con las oraciones
abiertas, en cambio, pedimos a Dios que solucione el problema a Su manera.
"Orad así... hágase tu voluntad...". Pídele a Dios que os revele Su
voluntad a ambos, espera hasta que lo haga y luego orad en consecuencia. La
Biblia dice: "Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que
si pedimos conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Dios oye...
podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido" (1 Juan
5:14-15 CST).
2) Quita todo lo que condiciona tu amor. ¿Te cuesta? El amor
es un mandamiento bíblico, no una emoción arbitraria. Dios no te está pidiendo
que te sientas cariñoso y enamorado, sino que actúes en amor. Eso no es de
hipócritas; es elevarse por encima del resentimiento, el dolor y el miedo y
poner en práctica la fe genuina. Significa preguntarte: 'Si estuviera amando
incondicionalmente ahora mismo, ¿qué haría? ¿Cómo me relacionaría con mi marido
(o mujer)?' Luego, hazlo. La Biblia dice. "El amor jamás se extingue...."
(1 Corintios 13:8 CST). Empieza actuando en amor y luego los sentimientos amorosos
seguirán, tanto en ti como en tu cónyuge.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")