“[El Señor] constituyó a unos […] para la edificación del
cuerpo de Cristo” Efesios 4:11-12 (Leer: 1 Corintios 12:1-11)
A la esposa de un
pastor le diagnosticaron Parkinson. Eso generó en la familia una situación
estresante. El pastor se preguntaba cómo iba a cuidarla en medio de todas sus
responsabilidades en la iglesia. Pero no hacía falta preocuparse, porque los
miembros de la congregación ofrecieron ayudarlo con las comidas y parte de la
atención que ella necesitaba.
El apóstol Pablo les
escribió a los creyentes corintios sobre el propósito por el cual el Señor les
había dado dones espirituales. Antes de enumerar los diversos dones en 1
Corintios 12:8-10, les recordó que «a cada uno se le da la manifestación del
Espíritu para el bien común» (v. 7). Los dones espirituales no son para usarlos
de manera egoísta, sino para servir a los demás. Al hacerlo, servimos a Dios.
Todos recibimos dones
para usarlos en distintos momentos y de diversas maneras, pero deben utilizarse
para «la edificación del cuerpo de Cristo» (Efesios 4:12). Dondequiera que el
Señor nos haya colocado, podemos usar, conforme a la necesidad, aquello con lo
que Él nos ha dotado, recordando que todos somos parte de la Iglesia: el cuerpo
de Cristo (1 Corintios 12:13-14).
Padre, gracias por los
dones maravillosos que has dado a tu Iglesia. Ayúdame a usarlos para alentar a
los demás creyentes y difundir al mundo el mensaje de tu amor.
Usa tus dones para
cuidar a los demás.
(La Biblia en un año: 2 Samuel 1-2 – Lucas 14:1-24)
C. P. HIA - (Devocional “NUESTRO PAN DIARIO")