domingo, 15 de marzo de 2015

Una señal gigantesca de Dios 15 marzo




“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos” Hechos 17:28


Por fin había llegado la primavera, y Amelia se moría de ganas por trabajar en el huerto. Se acordaba cómo la primavera pasada su familia excavó la dura tierra en un sector del patio y cultivó un huerto. Su mamá sembró las semillas y su hermanita regó. Todos los días salían al jardín para ver si ya habían brotado. El sol templado impulsó a las verdes plantitas a aparecer en la tierra húmeda. Y las gotas de lluvia cayeron suavemente sobre las hojitas. Ya en el verano, el huerto produjo una variedad de frutos: tomates, zapallitos, lechuga y zanahorias.

Amelia tenía que admitir que no le entusiasmaban mucho las verduras. Algunos de los regalos de Dios eran tan nutritivos que los comía, pero "ahogados" en alguna rica salsa. Aun así, sabía que estaba rodeada de los milagros de la provisión de Dios. Es maravilloso: de la tierra, el agua, el sol y las semillas proceden los ricos cuidados de Dios por nosotros. Diariamente. Y en abundancia.

Mira a tu alrededor e identifica diez cosas que muestran la obra de Dios. Si necesitas hacerlo, corre a la ventana. (¡Pero después regresa!).

Todo tu mundo es como un rótulo luminoso que dice que Dios cuida de ti. El apóstol Pablo le dijo cierta vez a un grupo de no creyentes que Dios da "lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría" (Hechos 14:17). El verdor de la madurez de un jardín, la belleza de una montaña, el diseño intrincado de la célula más pequeña nadando en un charco, son todas señales del amor de Dios.

Pablo también escribió que cada ser humano puede ver bastante de Dios en la naturaleza como para convencerlo de que Dios existe. Podemos comprender que él nos hizo y que atiende nuestras necesidades. Aun los que dicen no creer en Dios pueden ver con claridad "su eterno poder y deidad" (Romanos 1:20). Él no es un Dios atrapado en el cielo, sino que es un Dios que se interesa por la Tierra que él hizo y las criaturas que en ella habitan, y las cuida.

La naturaleza canta que el amor de Dios es real. Quizá nunca hayas considerado un zapallito como prueba del cuidado de Dios. Pero cada zanahoria, astro y montaña con su cima cubierta de nieve exclaman que Dios cuida de ti.

      
JOSH MCDOWELL - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)







TRADUCCIÓN