domingo, 1 de marzo de 2015

'¿Tú también, Brutus?' (1ª Parte) 1 marzo




"Mi compañero y amigo íntimo"  (Salmos 55:13 NTV)


No hay herida que más duela que la puñalada de una traición. Quizá te identifiques con la traición que sufrió David, relatada en el Salmo 55. Es el clamor de un corazón herido, una oración que anhela alivio. Se encuentra abrumado y desconcertado hasta la médula. Si hubiera sido un enemigo, "podría soportarlo" (v. 12 NTV). Pero era "mi compañero y amigo íntimo... disfrutábamos cuando caminábamos juntos hacia la casa de Dios" (v. 13-14 NTV). Era un trago amargo, ya que se trataba de su amigo íntimo, el último del que sospecharía, la persona a quien confiaba sus secretos más profundos, ¡hermano en la fe y compañero en la adoración! Con razón se le partió el corazón. Por culpa de ese amigo que no cumplió su palabra, ahora él se encontraba en peligro de muerte.
"En cuanto a mi compañero, él traicionó a sus amigos; no cumplió sus promesas. Sus palabras son tan suaves como la mantequilla, pero en su corazón hay guerra. Sus palabras son tan relajantes como una loción, ¡pero por debajo son dagas!" (v. 20-21 NTV). ¿Cómo supera David el dolor? Haciendo tres cosas:

1)  Lo reconoce. Verbaliza las emociones que experimenta.

2) Se lo cuenta a Dios. En lugar de fingir valentía, comparte su angustia con Dios. "Rogaré y suplicaré a Dios mañana, tarde y noche, y Él me escuchará" (v. 17 PDT).

3) Le entrega la situación al Señor. "Confía al Señor todas tus preocupaciones, porque Él cuidará de ti; Él nunca permitirá que el justo quede derribado" (v.22 PDT). Haz las tres cosas hoy mismo y te sanarás.


BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")







TRADUCCIÓN