"...Me agrada... hacer tu voluntad" (Salmos 40:8 CST)
Al descubrir y hacer lo
que Dios tiene en Su voluntad para tu vida, debes ser consciente de aquello que
piensas que deberías ser. Las comparaciones paralizan el crecimiento
espiritual. Por ejemplo, una madre de tres niños pequeños escucha una
predicación sobre los cristianos que se levantan al amanecer para estar una
hora de quietud con Dios. A ella le encantaría tener una hora de tranquilidad
¡en cualquier momento! pero sus niños no la dejan. Por eso, la conclusión que
saca de la predicación es que no da la talla como cristiana. Lo que hace es
poner en práctica la "espiritualidad por comparación" y cargar con el
peso de la culpa. No se le ocurre pensar que el amor que entrega a sus hijos
cuenta como actividad espiritual, o que
puede estar sirviendo a Dios con más fidelidad que alguien que descuida a su
familia para tener esa hora de quietud cada mañana.
Otro ejemplo: un marido
sociable y extrovertido está casado con una mujer a quien le resulta fácil
estar sola y lo disfruta. Sin embargo, él se siente como un fracasado en el
área de la oración porque no le gusta estar a solas como a su mujer. No tiene
en cuenta que su alegría y buena disposición para servir a otros son muy
valiosas, o que la forma en que los ama le agrada a Dios y transforma su alma.
Cumplir con el deber es importante, pero cuando se trata del crecimiento
espiritual, Dios no quiere que Lo obedezcas solo porque es una obligación. Te
creó para desear el plan que Él tiene para tu vida, es decir, para estar en
condiciones de decir "Me agrada, Dios mío, hacer Tu voluntad" (Salmo
40:8).
BOB
Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")