“Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a
los principales sacerdotes para entregárselo.”
Marcos 14:10
Es verdad que
la traición de Judas a Jesús fue considerada en la Iglesia primitiva como
cumplimiento de las Escrituras (ver Salmos 41.9; Juan 17.12), y que se nos dice
que primero Satanás le ‘había metido en la cabeza... la idea’ (Juan 13.2) y que
luego ‘entró en’ él (v. 27 - BLP). Sin embargo, estos hechos no exoneran a
Judas. Ni la profecía bíblica ni la influencia satánica le robaron la
responsabilidad personal por sus actos. En el último momento en el aposento
alto Jesús le hizo una apelación final (Juan 13.25–30), y cuando Judas la
rechazó, Jesús dijo: ‘¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es
entregado!’ (Mateo 26:24).
¿Cuál pudo
haber sido la motivación de Judas? Los evangelistas enfocan su amor al dinero.
Juan nos dice que era el tesorero del grupo apostólico y que era un ladrón, que
se servía del contenido de la bolsa común; en consecuencia se sintió horrorizado
por la generosa extravagancia de María. Parece haber ido directamente de allí a
los sacerdotes a fin de recuperar parte de la pérdida. Negoció con ellos y arregló por treinta monedas de plata, el precio del
rescate por un esclavo común.
Otro motivo de
la traición de Judas pudo haber sido de carácter político más que comercial. Ha
habido mucha especulación sobre el significado del sobrenombre de Judas:
Iscariote. Algunos creen que era el nombre de un lugar, y que era ‘un hombre de
Kerioth’, aldea al sur de Hebrón. Otros piensan que Iscariote era la deformación
del término sikarios, asesino (de
sica, nombre de una daga), y que Judas era miembro de los sikarii o sicarios,
un grupo terrorista fanático mencionado por Josefo, el historiador judío del
primer siglo. ¿Era Judas, entonces, un militante nacionalista, que anhelaba la
liberación de Israel de la dominación romana y estaba desilusionado de Jesús
porque era un fiasco mesiánico? Es posible, aunque la evidencia no es
suficientemente firme como para darnos seguridad.
Los
evangelistas, como hemos visto, ponen a María y a Judas en un nítido contraste:
la generosidad desprendida de María, y el negocio fríamente calculado de Judas.
Enardecido por el gasto que María había hecho de los salarios de un año, Judas
vendió a Jesús por apenas un tercio de ese monto. Verdaderamente, ‘raíz de
todos los males es el amor al dinero’ (1 Timoteo 6:10).
(Para continuar leyendo: Juan 13:1–2; 18–30)
JOHN STOTT - (Devocional “TODA LA BIBLIA EN UN AÑO”)