"El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros..."
Juan 1:14
A lo largo del Antiguo
Testamento, Dios habla una y otra vez a Su pueblo. En los treinta y nueve
libros, les da instrucciones y promesas con condiciones. Algunos entendieron lo
que les decía; otros, no. Algunos intentaron vivir siguiendo más o menos esos
principios, mientras que otros los rechazaron e hicieron lo que quisieron.
Hasta que Dios se manifestó de manera increíble: "El Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde
al hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:14 CST).
¡Jesús era una Biblia andante! Juan nos dice: "...El Verbo era Dios"
(Juan 1:1). Así que cuanto más te
empapes de la Palabra y la incorpores a tu vida, más estarás añadiendo de lo
divino en ti.
Dirás: 'Pero es que a
veces no saco mucho de lo que leo en la Biblia'. Un buen consejo: cuando
estudies la Biblia, no lo hagas para descubrir verdades que nadie ha visto
antes. Hazlo con la actitud de 'Señor, ¿qué me intentas decir?' El problema que
muchos tenemos no es interpretar los pasajes difíciles, ¡sino obedecer los que
ya entendemos! La Palabra de Dios nos proporciona dos cosas:
1) Protección. El salmista dijo: "Si tu ley no hubiera sido
mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido. Nunca jamás me olvidaré de tus
mandamientos, porque con ellos me has vivificado" (Salmos 119:92-93).
2) Dirección. "Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a
mi camino" (v. 105). ¿Necesitas dirección? ¿Necesitas protección? Empápate
de la Palabra de Dios.
BOB
Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")


