“Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva
de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.” Rom. 6:23
El pecado es ese poder
malvado que está en el mundo en rebelión contra el poder bueno y misericordioso
de la justicia que está en el trono de Dios. Este poder maligno de impiedad,
falsedad, pecado y oposición a la mente de Dios en este momento tiene bajo su
dominio a la gran masa de nuestros semejantes. Las raciones con las que este
gratifica el valor más desesperado de sus campeones es la muerte.
La muerte es el
resultado natural de todo pecado. Cuando un hombre actúa según el orden de
Dios, vive; pero cuando quebranta las leyes de su Hacedor, se destruye a sí
mismo y hace aquello que causa la muerte. Cuando cualquier hombre comete
pecado, muere a la santidad y a la pureza. Mientras más lejos va un hombre en
lujuria e iniquidad, más muerto se vuelve a la pureza y a la santidad: pierde el poder para apreciar las bellezas
de la virtud o para sentir repulsión con las abominaciones de los vicios.
Desde el mismo comienzo nuestra naturaleza ha perdido la delicadeza de la
percepción que viene con una vida saludable; y cuando los hombres proceden en
fornicación, injusticia o incredulidad o en un pecado de cualquier índole, se
hunden más y más en esa terrible muerte moral que es el pago seguro del pecado.
Tú puedes pecar hasta llegar a una muerte total de la conciencia y ese es el
primer pago de tu servicio al pecado.
(A través de la Biblia
en un año: Levítico 13-16)
CHARLES SPURGEON - (Dev. “A LOS PIES DEL MAESTRO”)