“El justo se ve coronado de bendiciones, pero la boca del
malvado encubre violencia.” Proverbios
10:6
Considera. Si
reflexionas, verás que Dios es capaz de darle a su iglesia la mayor bendición y
de dársela en cualquier momento. Guarda silencio y considera, y verás que él
puede dar la bendición a través de ti o de mí; él puede hacer que cualquiera de
nosotros, débiles como somos, sea poderoso en Dios para la destrucción de
fortalezas; puede hacer que nuestras manos endebles, aunque solo tengamos unas
pocas barras de pan y unos peces, sean capaces de alimentar a miles con el pan
de vida. Considera esto y pregúntate en la tranquilidad de tu espíritu, ¿qué
podemos hacer para obtener la bendición? ¿Lo estamos haciendo? ¿Qué hay en nuestro temperamento, en
nuestra oración privada, en nuestras acciones para que Dios nos mande la
bendición? ¿Actuamos de manera sincera? ¿Realmente tenemos un deseo de esas
cosas que decimos desear? ¿Podríamos renunciar a compromisos mundanos para
ocuparnos de la obra de Dios? ¿Podríamos separar tiempo para cuidar la viña del
Señor? ¿Estamos dispuestos a hacer la obra del Señor y tiene nuestro corazón la
condición para hacerlo de manera eficiente y aceptable? Guarda silencio y
considera. Yo sugeriría a cada cristiano que se sentara un rato delante de Dios
cuando llegue a casa y adore con el silencio del sobrecogimiento, con el
silencio de la vergüenza y con el silencio de pensar cuidadosamente en estas
cosas.
(A través de la Biblia en un año: Números 21-24)
CHARLES SPURGEON - (Dev. “A LOS PIES DEL MAESTRO”)