Una de las grandes
maravillas de Estados Unidos es el increíble acueducto en Nueva York. Hecho de
ladrillos, fue todo construido bajo tierra, tiene miles y miles de kilómetros
de tuberías que transportan el agua a esta metrópoli. ¿Qué pasaría si ese
acueducto fuera eliminado y no hubiera más agua para la ciudad? Nueva York se
convertiría en un “desierto… en tierra
despoblada y deshabitada” (Jer. 17:6). Podemos sobrevivir sin
combustible, pero no sin agua.
¡Lo mismo sucede en
nuestras vidas! Cuando la gente pierde la esperanza, en lugar de correr al
Señor, se callan y corren hacia su interior. Se acurrucan en su interior y
pierden la esperanza; y sus corazones se convierten en un lugar desierto, una
tierra despoblada.
Hoy, muchos cristianos
están experimentando esta desesperación devastadora, similar a la que acabo de
describir. Pero Dios le está diciendo esto a Su pueblo: "Estás desesperado
porque no pones tu confianza en Mí. Te tornas a otros, a los médicos, a los
amigos, a los consejeros, a la medicina, a las finanzas. No estás siendo levantado por Mis promesas, te sientes seco, vacío y
desolado porque no estás sacando agua de Mi pozo".
En Jeremías 18:13-14,
Dios señala que Su propio pueblo estaba cometiendo un pecado increíblemente
horrible: “Por tanto, así dijo Jehová: Preguntad ahora a las naciones, quién ha
oído cosa semejante. Gran fealdad ha hecho la virgen de Israel. ¿Faltará la
nieve del Líbano de la piedra del campo ¿Faltarán las aguas frías que corren de
lejanas tierras?".
¿Qué es esta cosa
horrible que el pueblo de Dios está cometiendo?
Como las aguas frías y
refrescantes que descienden de los deshielos, Dios da una provisión inagotable
de fuerza a Su pueblo. Estas aguas son las aguas de fuerza, disponibilidad y
garantía. Sin embargo, a menudo el pueblo de Dios continúa en su propio camino,
seco, vacío y triste, diciendo: “Hemos sido abandonados. Tomaremos nuestro
propio y olvidado camino, ¡como no deseados!”
Esta es una imagen de
los cristianos desesperados que han olvidado las promesas de Dios, que se
sientan abatidos junto a un arroyo por el que fluye el amor de Dios, y piensan:
"El Señor no está obrando en mi vida. Tendré que apretar los dientes y
hacer lo mejor que pueda. Es inútil esperar más. ¡Tengo que hacer lo que pueda
para sobrevivir!"
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


