"Dios hace habitar en familia a los
desamparados..." Salmo 68:6
Vivir en la
familia de Dios puede ser complicado. Para disfrutar de tu lugar y cumplir como
miembro de esa familia tienes que saber tres cosas:
1) Tus derechos. Cuando confiaste en Jesucristo
como tu Señor y Salvador, te hiciste miembro de la familia redimida de Dios
(Juan 3:3-6). Eso significa que tienes derecho a ser aceptado, amado,
protegido, respetado, formado, equipado y recompensado. A pesar de tus errores
pasados, Dios te garantiza esos derechos, así que acéptalos y disfrútalos.
2) Las normas del hogar. Sin el estado
de derecho, todo acaba en anarquía. Lo mismo ocurre en una familia. ¿Te
imaginas lo que pasaría si los niños dirigieran la casa? La familia de Dios no
es una democracia; tú no puedes votar las normas. Dios ha establecido principios
inamovibles en Su Palabra que garantizan Su bendición. "Si... obedecéis,
comeréis lo mejor de la tierra" (Isaías 1:19 LBLA).
3) Tu responsabilidad hacia los otros miembros. Has sido
llamado a aceptar, amar y ayudar a tus hermanos aunque sean egoístas, inmaduros,
críticos e irresponsables. Acuérdate de que la familia de Dios es un proyecto
"en construcción", ¡pero es mucho mejor que cualquier otra
alternativa! Necesitas participar en la vida familiar y sus actividades. Los
creyentes de la iglesia primitiva se reunían "a diario" (Hechos
2:46); gracias a eso, sobrevivieron a los acosos de Satanás para destruirlos.
Entonces, apoya la vida y la misión de la iglesia local con tus diezmos,
talentos y tiempo. No seas alguien que sólo recibe, porque "...Dios ama al
dador alegre" (2 Corintios 9:7).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")