“Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se
preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso
semblante y bella presencia. Aconteció después de esto, que la mujer de su amo
puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer
de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y
ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa,
y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo,
pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? Hablando ella a José
cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con
ella, aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había
nadie de los de casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme
conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. Cuando
vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, llamó a
los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que
hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes
voces; y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó
y salió. Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su
casa. Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo
que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme. Y cuando yo alcé mi voz y grité,
él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera.”
Génesis 39:6-18
El atractivo de la
lujuria sensual funciona como un imán atrayendo a dos fuerzas "repentinas
y feroces" una hacia otra, el deseo interno y una carnada externa. Seamos
realistas, no puedes escapar de la trampa si vives en el mundo real. De hecho
aunque te las arregles para alejarte del mundo real, tu mente no te permite
escapar de la trampa externa.
Pero ten en mente que
no hay pecado en la carnada. El pecado está en la mordida. Cuando los deseos de
una tentación son tan fuertes que tu resistencia se debilita, has sido
seducido. Has cedido ante la sensualidad de la tentación. El secreto de
victoria es mostrado de una manera preciosa por José. Él se negó a debilitarse.
Continuó resistiendo.
La esposa de Potifar
soltó la carnada día tras día, tras día, y cada vez José se negó a tomarla. No solamente no la escuchó sino que ni
siquiera buscaba estar cerca de ella, no era seguro andar cerca de ella.
José la había
despreciado vez tras vez, se negaba ante sus insinuaciones. Finalmente ella le
tendió una trampa.
José había venido a la
casa para trabajar. El notó que la casa estaba muy silenciosa. No había siervos
cerca. Ella estaba sola en la casa con José y volvió a insinuársele. Sólo que
esta vez ella no iba a aceptar un no por respuesta. Ella fue más allá de
insinuaciones verbales y se agarró de la ropa de José. Se agarró tan fuerte que
cuando él se escapó de ella y se echó a correr, ella se quedó con la ropa.
¡Qué imagen tan clara!
Qué ejemplo tan claro de la vida de José. ¡Qué consejo bíblico tan fuerte! Cada
vez que en el Nuevo Testamento se trata el tema sensual de la tentación, nos da
una orden ¡CORRE! No nos dice que razonemos con él. No nos dice que pensemos en
ello y reclamemos versículos. ¡Se nos manda HUIR!
He descubierto que no
puedes caer en la sensualidad si estas huyendo de ella, así que ¡Corre por tu
vida! ¡Sal de ahí! Si tratas de razonar con el deseo o jugar con pensamientos
sensuales finalmente caerás. No puedes pelear contra eso. Por eso el Espíritu
de Dios nos manda fuertemente "¡CORRE!"
ORACIÓN. Señor, ya no te voy a pedir fuerzas para luchar
contra los deseos de mi carne, te pido que me des sabiduría para huir de las
situaciones en las que me encuentre frente a la tentación, te doy gracias por
tu revelación, en el nombre de Jesús, amén.
CHARLES SWINDOLL -
(Dev. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)