domingo, 11 de enero de 2015

Unidad sin uniformidad (1) 11 enero




"Permite que alcancen la perfección en la unidad"  Juan 17:23


La última oración que hizo Jesús antes de ser crucificado fue pedir que alcanzáramos la unidad. ¡Tarea complicada! Somos muy diversos y nos diferenciamos en lo denominacional, doctrinal, político, emocional, intelectual, social y material; a menudo llegamos a enemistarnos y separarnos por alguna de esas diferencias. ¿Cómo, pues, puede haber respuesta a la oración de Cristo de que se una Su pueblo? Podemos empezar reconociendo que es la voluntad de Dios que tengamos unidad y comprometiéndonos a lograrla. Después, podemos aprender de lo que Pablo enseña a la iglesia dividida de Roma sobre los principios de la unidad:

1) La unidad implica no juzgarnos los unos a los otros. "¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pie, o que caiga, es asunto de su propio señor" (Efesios 4:3 CST). Solamente Dios tiene la potestad de emitir veredictos. Incluso cuando tengas razón o seas el más entendido en el tema seguirás sin tener derecho a juzgar. Tu tarea consiste en "mantener la unidad del Espíritu" (Efesios 4:3). Presenta el asunto a Dios y luego confía en Su sabiduría.

2) La unidad demanda que respetemos las convicciones de los demás. "Cada uno esté plenamente convencido de lo que piensa" (Romanos 14:5). Pablo se refiere a las convicciones personales, no a las opiniones que imponen los demás. El querer hacer a alguien a nuestra imagen es una forma de orgullo e idolatría y acaba radicalmente con la unidad. Dios tiene derecho a educar a Sus propios hijos sin que tú interfieras. Los moldeará y guiará adonde y como Él quiera, porque conoce sus necesidades y sus aptitudes. Por lo tanto, deja que el Señor haga Su labor y tú haz la tuya amando y respetando a los demás.


BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")







TRADUCCIÓN