"Antes que [Enoc] fuese traspuesto, tuvo testimonio de
haber agradado a Dios". ¿Qué era lo que agradaba tanto a Dios de este Enoc?
Era que su caminar con Dios producía en él ese tipo de fe que Dios ama. Estos
dos versículos no pueden ser separados:
"Antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios" (Hebreos 11:5-6).
A través de la Biblia y
en toda la historia, los que caminaron con Dios se volvieron hombres y mujeres
de fe. Si la Iglesia está caminando con Dios diariamente, constantemente en
comunión con nuestro Señor, el resultado será un pueblo lleno de fe: Una fe
verdadera que agrada a Dios.
Algunos conducen
seminarios de fe, distribuyen cintas sobre la fe, citan pasajes que hablan de
la fe; todo esto para intentar producir fe en los oyentes. "La fe es por
el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17). Pero Jesús es
La Palabra. "La letra mata", dice la Escritura (2 Corintios 3:6), y
sin la comunión íntima con Jesús, la letra produce una emoción muerta, egoísta
y exigente, algo que no tiene nada que ver con la fe en lo absoluto; y Dios lo
aborrece. La fe viene por oír Su Palabra y por caminar cerca de Él. Siempre
debemos tener "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la
fe" (Hebreos 12:2). Este íntimo
caminar con Dios hace falta hoy en la Iglesia. La fe es saber realmente quién
es Dios. La fe es estar familiarizado con Su gloria y su majestad. Los que
Le conocen mejor, son los que confían más en Él.
Muéstrame un pueblo que
camina cerca de Dios, que aborrece el pecado, que está desarraigado de este
mundo y que conoce Su voz, y veremos un pueblo que no necesita muchos sermones
ni enseñanzas sobre la fe. No necesita saber los "10 pasos" para
tener fe. La verdadera fe viene del mismo corazón de Jesús. Y será Su propia
fe, no la nuestra, ¡la que crece y emerge de nuestros corazones!
El caminar de Enoc con
Dios no valdría nada si no hubiera producido una fe correspondiente que haya
estado en constante crecimiento: "Por la fe Enoc fue traspuesto" ¡Qué
verdad tan increíble! Toda su fe se centraba en un único gran deseo de su
corazón: ¡Estar con el Señor!
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


