RECORDATORIOS
Por Faustino de Jesús Zamora Vargas
“Pero les he escrito con
atrevimiento sobre algunas cosas, para así hacer que las recuerden otra vez,
por la gracia que me fue dada por Dios.” Romanos
15:15
“Para que todos los pueblos de la
tierra conozcan que la mano del SEÑOR es poderosa, a fin de que ustedes teman
(reverencien) al SEÑOR su Dios para siempre.” Josué 4:24
Prohibido olvidar si se trata de lo que Dios ha hecho en nuestra vida. Experimentar
la voluntad de Dios implica también tener presente en cada momento las veces
que su mano ha estado sobre nosotros, sus bendiciones, las oraciones
contestadas, los sueños hechos realidad por su gracia asombrosa.
El pueblo pasó la prueba del Jordán y ahora el Señor ordena a Josué
escoger a 12 hombres y a cada uno extraer una piedra del Jordán para edificar
un altar que sirviera de recordatorio al pueblo de Dios de sus milagros y
maravillas. “Sea esto una señal entre ustedes, y más tarde cuando sus hijos
pregunten: ‘¿Qué significan estas piedras para ustedes?’ (Josué 4:6). El propio Josué responde la pregunta. Les dirán a sus
hijos que ante la presencia de Dios- el Arca del pacto- , las aguas se
dividieron, el pueblo cruzó a la otra orilla y estas piedras serán recordatorio
de su misericordia y su gracia en favor de su pueblo.
¡Qué olvidadizos somos a menudo los
hijos de Dios! Él es fiel, nosotros no siempre. ¿Qué piedras vamos a extraer de
nuestras experiencias espirituales para que nuestros hijos recuerden que la
mano de Dios es poderosa y le adoren con reverencia por siempre? (Josué 4:23).
Un paralelismo asombroso entre Josué
y Jesús. Josué escogió a 12 hombres de testimonio de las tribus de Israel, Jesús eligió a 12 discípulos para ser
testimonio de salvación. Josué llevó
a Israel a la tierra prometida y para ello debió cruzar el Jordán, Jesús tuvo que vencer a la muerte en la
cruz del Calvario para ofrecer vida eterna. Él es la piedra recordatorio del
plan de salvación de Dios para la humanidad, la Roca firme en medio del Jordán
tormentoso que divide las aguas de la pecaminosidad y hace nueva la vida y
nuevas criaturas y transforma el corazón que se humilla.
Un sacerdocio obediente parado en el medio del problema para hacer
cumplir la voluntad y la orden de Dios (Josué
4:10).Un líder consecuente –Josué– que decidió erigir un monumento en el
campamento de Gilgal a la memoria del Dios Eterno para recordar por
generaciones el evento milagroso del Jordán. ¿Dónde está nuestro Gilgal? ¿Qué piedras usamos para recordar el
testimonio de la obra redentora de Cristo en nuestro peregrinaje espiritual?
Las futuras generaciones tendrán que saber, pero dependerá del
testimonio de cada uno de nosotros, de la iglesia, que es el pueblo del Reino
de Dios. Cristo nos conduce a un nuevo Gilgal, a su iglesia, el campamento
donde nos preparamos para las batallas en Su nombre, el rincón de reposo para
restaurar las heridas y refrescar el corazón con el bálsamo de su voz, el sitio
espiritual donde afilamos las espadas de fe para la conquista y le damos gloria
recordando cuán grandes cosas ha hecho el Señor. ¡Dios bendiga su Palabra! (Lectura
sugerida: Josué 4).
"Recordatorios" es parte de la serie: "El libro de Josué y la iglesia de
Cristo". La iglesia de hoy continúa teniendo retos y sueños. Un Canaán
celestial es su destino. Es la promesa de Dios a los herederos de su Reino.
Josué fue el siervo valiente y obediente que llevó al pueblo de Dios a la
conquista de la tierra prometida. ¿Su mejor arma? La obediencia a la palabra de
Dios. En esta serie de meditaciones el hermano Faustino de Jesús anima a la
iglesia del Dios viviente a meditar en las enseñanzas del libro de Josué para
la edificación del cuerpo de Cristo. Esperamos sean de bendición.


