martes, 3 de febrero de 2015

PROCLAMACIONES DE LA PALABRA DE DIOS ACERCA DE LA VIDA 19 enero

PROCLAMACIONES DE LA PALABRA DE DIOS 
ACERCA DE LA VIDA



Por James W. y Joel R. Beeke







(Extracto del artículo ¿ES REALMENTE TAN MALO EL ABORTO?)


1: DIOS CREÓ A LA HUMANIDAD A SU PROPIA IMAGEN.

La mayoría de las personas saben que los seres humanos están en un nivel diferente al de los animales. Aun la teoría de la evolución no puede borrar completamente el sentido que la mayoría de las personas tiene acerca de lo sagrada que es la vida humana. Los animales son hermosos y valiosos, pero daríamos muerte a un oso pardo sin ningún cargo de conciencia para salvar a un niño.

La Biblia explica este sentido de la santidad de la vida humana cuando dice en Génesis 1:27, “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. El hombre y la mujer, sea cual fuere su edad, tiene un valor especial muy por encima de de las aves y bestias (Mat. 10:31) porque son la creación más especial de Dios sobre la tierra. Debemos valorar y proteger a los seres humanos, no solo por ser útiles, sino porque representan la gloria de Dios de una manera única.


2: DIOS, COMO REY SOBERANO, GOBIERNA LA VIDA Y LA MUERTE, LAS CAPACIDADES Y DISCAPACIDADES.

Sabemos que no es correcto “jugar a ser Dios” con la vida de otros. Comprendemos que no tenemos el derecho de tratar a las personas como si las poseyéramos y pudiéramos disponer de ellas como se nos da la gana. La Biblia lo explica diciendo que Dios es el Rey que posee y gobierna toda su creación (Sal. 95:3-5). Sólo Él tiene el derecho soberano de hacer su voluntad con las personas (Dan. 4:35).

Cuando Dios creó al mundo no había muerte ni dolor; todo era “bueno en gran manera” (Gén. 1:31). La muerte vino por la desobediencia de Adán a la ley de Dios (Gén. 2:17; Rom. 5:12). Pero aun así, Dios conservó su soberanía sobre la vida y la muerte humana. “Jehová mata, y él da vida” (1 Sam. 2:6). Gobierna sobre las capacidades y discapacidades humanas. “Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? O ¿quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?” (Éxo. 4:11). Entonces la Biblia nos enseña a recibir cada vida humana de la mano de Dios, aun si es un nene nacido con una discapacidad o a una situación familiar difícil.

Dios tiene maneras maravillosas de sacar algo bueno de lo malo (Gén. 50:20). Hemos de doblegarnos ante su autoridad como Rey del universo y no tratar de jugar a ser Dios con la vida de otras personas.

El aborto traspasa a territorio divino cuando el hombre toma en sus propias manos lo que pertenece solo al Señor. Insulta su soberanía, y neciamente se toma la autoridad de decidir cosas para las cuales no tiene la sabiduría debida. Considere el siguiente caso histórico. El padre tiene sífilis, la madre tiene tuberculosis. Ya han tenido cuatro hijos, el primero es ciego, el segundo falleció, el tercero es sordomudo y el cuarto tiene tuberculosis.

La madre está embarazada de su quinto hijo. ¿Le haría usted un aborto? De ser así, ¡entonces habría dado muerte a Ludwig van Beethoven (1770-1827), famoso compositor y pianista alemán! Jugar a ser Dios con las vidas humanas produce resultados trágicos.




3: DIOS PROHÍBE LA MATANZA DE LA VIDA HUMANA INOCENTE.

Aun después de la caída, aunque el corazón del hombre estaba totalmente corrompido por el pecado (Gén. 6:5), Dios nos dijo que quedan vestigios de su imagen (Stg. 3:9); y por lo tanto hemos de tratar la vida humana con gran respeto. Dios dice en Génesis 9:6: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. El sexto de los Diez Mandamientos dice: “No matarás” (Éxo. 20:13), lo cual en su contexto significa que no hemos de quitar una vida humana inocente. Matar a inocentes es atacar a Dios, porque ellos llevan su imagen sagrada.


4: DIOS REVELA LA PERSONA HUMANA QUE ES EL NIÑO NO NACIDO.

Dios forma personalmente a cada niño en la matriz. Job dijo: “El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” (Job 33:4). David se regocijó: “Porque tú... me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; ...y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:13-14). Lo que Dios forma en la matriz es un “yo”, una persona que tiene un “alma”.

David también confesó: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (Sal. 51:5).

Desde su concepción en la matriz, David estaba “en pecado”. Los objetos y animales no pueden ser pecadores; no tienen ninguna responsabilidad moral. Sólo el ser humano puede ser pecador. Por lo tanto, la triste realidad de que estamos en un estado pecaminoso desde la concepción prueba que la concepción crea a la persona humana. El aborto es un ataque contra la persona humana con la intención de matarla. Es homicidio premeditado.


5: DIOS DECLARA SU JUICIO CONTRA LOS ASESINOS DEL NO NACIDO.

El Señor tiene una compasión especial por el débil, sea un extranjero, una viuda o un huérfano, cuando es oprimido por los que tienen más poder que él. Amenaza con desatar su ira mortal contra los opresores (Éxo. 22:21-27). No hay nadie más vulnerable que un niño antes de nacer.

Por esta razón, Dios incluyó esta ley en su legislación para Israel: “Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida” (Éxo. 21:22-23). “Abortare” es literalmente “su vástago sale”. La ley contempla un daño accidental de la mujer embarazada con el resultado de un aborto, cuando dos hombres están peleando. Si Dios decretó el castigo de un aborto provocado accidentalmente, ¿cuánto más castigará el aborto intencional? Dios aborrece todos los crímenes contra mujeres, pero una violencia contra mujeres embarazadas lo provoca a castigar especialmente a la nación ofensora (Amós 1:13).

Esto no justifica la venganza personal o los actos de violencia contra los que realizan abortos. Pero sí nos advierte de que si nuestra nación no protege a los inocentes, entonces Dios tratará severamente a nuestra nación.

El senador Jesse Helms [1] escribió: “El nivel más alto de cultura moral es aquel en que el pueblo de una nación reconoce y protege la santidad de la vida humana inocente… Grandes naciones mueren cuando dejan de vivir según los grandes principios que les dieron visión y fuerza para superar la tiranía y la degradación humana…

Ninguna nación puede seguir libre o ejercer un liderazgo moral cuando ha adoptado la doctrina de la muerte”.


6: DIOS LLAMA A LOS PECADORES AL ARREPENTIMIENTO PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

Cuando declaramos las proclamaciones de Dios contra el aborto, lo hacemos con tristeza, conscientes de que todos hemos pecado de muchas maneras (Rom. 3:23). Hablamos como pecadores que hemos sido objetos de la misericordia de Dios, invitando a otros pecadores a encontrar la misma misericordia. Con este propósito, Dios envió a Cristo a morir por los pecadores y a resucitar: “A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados” (Hech. 5:31).

En Cristo Jesús, hay una promesa de perdón para todos los que vienen a él. Pero la promesa está asociada con el mandato de arrepentirse (Luc. 24:47). El arrepentimiento es el don de Dios para salvación del pecador por medio del cual, teniendo un sentido de lo malo de su pecado y de lo buena que es la misericordia de Dios en Cristo, se vuelve del pecado a Dios con dolor y aborrecimiento por su pecado, y con la firme decisión de obedecer a Dios con la ayuda de su gracia.

Quizá haya sido usted partícipe de un aborto: un padre que alentó que se diera muerte a su hijo, una madre que se sometió a los instrumentos mortales, un doctor o enfermero que realizó el procedimiento, un partidario del aborto como política pública, o meramente un ciudadano silencioso que ha permitido que millones de niños mueran sin alzar su voz para protestar. Si este es su caso, entonces es culpable de derramar sangre contra la imagen de Dios.

Pero el Señor Jesucristo lo invita: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve vendrán a ser como blanca lana” (Isa. 1:18). Le extiende sus manos traspasadas por los clavos, llamándole a “venid a mí”, y prometiendo: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo su pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isa. 55:1, 7).


¿QUÉ PUEDO HACER PARA MARCAR 
LA DIFERENCIA?

1. ORE. El acto más poderoso sobre la tierra es caer de rodillas y orar persistentemente pidiendo al Señor que intervenga en el mundo y aparte a todas las naciones del aborto. Ore que el Señor dé a los jueces en la Corte Suprema valentía para defender la santidad de la vida y anular la ley Roe vs. Wade, a pesar de lo que diga el pueblo. Ore que los médicos que hacen abortos se arrepientan y vuelvan a sentirse inspirados por su juramento de proteger la vida. Ore que administradores y enfermeras de hospitales guíen a otros que trabajan con ellos con miras a brindar un cuidado que verdaderamente fomente la vida.

Ore por los padres que han perdido a un hijo por el aborto provocado y cuyos corazones están cerrados a la misericordia de Dios. Ore que Dios les conceda confesión, arrepentimiento y el abrazo sanador del perdón divino.

Ore por los que están abrumados por el dolor y remordimiento y que desearían tener otra oportunidad para cambiar su decisión. Ore que Dios les sane el corazón quebrantado y les ayude a ayudar a otros a no pasar por un aborto.

Ore por los que están tentados a recurrir a un aborto, que Dios les impida matar a su propio hijo. Ore por las organizaciones que trabajan para proteger la vida. Y tenga la valentía de orar que Dios juzgue a aquellos en posiciones de liderazgo que lo desobedecen.

2. EDUQUE. El aborto florece por culpa de información incorrecta y falta de razonamiento. Escudriñe usted las Escrituras y anime a otros a hacer lo mismo, a fin de evangelizar al pueblo y a educarlo en las enseñanzas claramente definidas de la Escrituras con respecto a la santidad de la vida y lo atroz que es destruir una vida sin una causa buena y justa. Manténgase al tanto de los temas y debates. Lea un buen libro sobre el aborto y enseñe a los jóvenes y a otros la verdad. Un libro viejo, pero todavía útil es The Right to Live, The Right to Die (El derecho a vivir, el derecho a morir) por C. Everett Koop [2]. Uno más reciente es ProLife Answers to ProChoice Arguments (Respuestas pro vida a los argumentos pro elección) por Randy Alcorn [3]

3. APOYE. Contribuya económicamente a las organizaciones que se oponen al aborto y a centros de embarazo que educan y aconsejan a mujeres acerca de la criatura que crece dentro de ellas. No apoye económicamente a las causas y personas que apoyan el Holocausto de abortos.

4. DEFIENDA. Deje que su voz sea escuchada, escribiendo a periódicos, diarios y clérigos que apoyan el aborto, al igual que a sus oficiales electos. Llame a su representante y senador o Miembro del Parlamento y pregunte cuál es su posición sobre el aborto. Con respeto pero con firmeza, explique por qué usted se opone.

5. COLABORE. Dé su tiempo, talentos y finanzas para ayudar a madres solteras necesitadas, a programas de adopción o ministerios que ayudan a mujeres que sufren por su sentido de culpa después de un aborto. Considere la posibilidad de adoptar a niños no deseados, ofrézcase a trabajar como voluntario en centros de embarazos en crisis, o a participar en la tarea de consejería enfrente de las clínicas de aborto. Ministre con compasión y misericordia a los que eso necesitan.

6. VOTE. Vaya a las urnas cada vez que hay oportunidad de votar por candidatos que se oponen consecuentemente al aborto. Aunque hay otras cuestiones que afectan el voto, ninguna puede ser más importante que esta.

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[1] Jesse Helms (1921-2008) – Senador estadounidense republicano de Carolina del Norte y líder conservador durante cinco periodos. Fue presidente de la comisión de relaciones exteriores del Senado desde 1995 a 2001. La cita es de un discurso en el Senado de los Estados Unidos el 11 de enero de 1977.

[2] Charles Everett Koop (n. 1916) – Cirujano pediatra norteamericano y administrador de salubridad pública. Fue el decimotercer Cirujano General de los Estados Unidos bajo la presidencia de Ronald Reagan desde 1982 hasta 1989.

[3] Randy Alcorn –Autor evangélico norteamericano y director de los Ministerios Eternal Perspective (Perspectiva eterna).


(Publicado por Chapel Library, Pensacola, Florida USA © Copyright 2012. Por favor haga uso de nuestros recursos que puede bajar por el Internet sin costo alguno, y están disponibles en todo el mundo)









TRADUCCIÓN