“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz
a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del
Espíritu Santo.” Romanos 15:13
La lección valiosa es
que confíes en él. Si todo el poder es de él, apóyate en él. No nos apoyamos en
Cristo lo suficiente. Él nunca se hundirá bajo tu peso. Cristo llevó todas las
cargas que los hombres tendrían que cargar y sin duda alguna también lleva las
tuyas. Con cuánta frecuencia nos agotamos al caminar cuando debiéramos dejarnos
llevar, quiero decir, cargamos nuestros problemas cuando pudiéramos llevarlos a
Cristo. Nos agobiamos, gemimos y lloramos y nuestras dificultades no
disminuyen, pero cuando las dejamos con aquel que cuida de nosotros y comenzamos
a confiar, como un niño confía en su padre, ¡cuán alegres y fuertes en espíritu
nos volvemos!
El cielo es el lugar de
descanso para nosotros, no este mundo de tentación y pecado. No obstante, prepárate para sufrir o
servir. Vigila y espera en la puerta del Maestro para cumplir con su orden. Nunca
dejes que tu espíritu esté averiado para el servicio cristiano, ni los días de
la semana y mucho menos en el día del Señor. Debemos vivir de tal manera que si
nos llamaran a morir en cualquier momento, no necesitemos hacer una oración,
sino que estemos listos para el cielo, listos para una vida de servicio o para
una muerte de gloria. La verdadera manera de vivir un cristiano en este mundo
es estar siempre como quisiera estar si Cristo viniera en ese momento y hay una
manera para vivir ese estilo: sencillamente depender de la sangre y la justicia
de Jesucristo y luego ir a servirle cada día, por amor a él, diciéndole:
«Señor, muéstrame lo que quieres que haga».
(A través de la Biblia
en un año: Mateo 15 - 16)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)


