“En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones
y pecados.” Efesios 2:1
La vida espiritual no
es el resultado del trabajo, ¿cómo pueden los muertos trabajar para la vida?
¿No se deben despertar primero y luego, no trabajarían más bien de la vida que
para la vida? La vida es un don y otorgársela a cualquier hombre debe ser un
acto de Dios. El evangelio predica la vida que Jesucristo nos da. Pecador,
¡mira a dónde tienes que buscar! Dependes por completo de la voz que vivifica,
de aquel que es la resurrección y la vida. «Esto», diría alguno, «es muy
desalentador para nosotros». Así se espera que sea. Es bueno desanimar a los hombres cuando están actuando de acuerdo a
principios equivocados. Siempre y cuando pienses que tu salvación puede
afectarse por tus propios esfuerzos, méritos o cualquier otra cosa que pueda
salir de ti mismo, vas por el camino equivocado y es nuestro deber desanimarte.
Recuerda que la declaración de Dios es «que todo el que cree en él no se
pierda, sino que tenga vida eterna». Si, por lo tanto, se te permite venir y
entregarte a la sangre y a la justicia de Jesucristo, inmediatamente tienes la
vida eterna que nunca te podrían brindar todas tus oraciones, lágrimas,
arrepentimiento, asistencia a la iglesia, asistencia a la capilla y
sacramentos. Jesús te la puede dar libremente en este momento, pero tú no
puedes producirla por ti mismo.
Puedes imitarla y
engañarte a ti mismo, puede que adornes el cadáver y hagas parecer que
estuvieras vivo y puedes galvanizarlo en un movimiento irregular, pero la vida
es un fuego divino y tú mismo no puedes aquietar la llama o encenderla; solo a
Dios le corresponde avivar y por tanto, te insto a que solo busques a Dios en
Jesucristo.
(A través de la Biblia
en un año: Génesis 29-32)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)